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Entrevista al P. Rocco Ronzani, nuevo presidente del Instituto Histórico Agustiniano: “La investigación es fundamental para reavivar la conciencia de los dones recibidos por los agustinos"

La actividad del Institutum Historicum Augustinianum (IHA), conformado en la actualidad por cuarenta miembros entre religiosos y laicos, es expresión de amor a la Orden Agustiniana, “que nos llena de sano orgullo y profunda humildad”, y de interés por la vida de la Orden, testimonio del carisma de san Agustín y de su posteridad espiritual



En la ponencia por los 50 años del Instituto Histórico Agustiniano (1969 -2019), el P. Fernando Rojo describió su actividad como “un auténtico desafío”. “En el decreto de fundación se nos urgía a la conservación, el estudio y  la difusión del patrimonio cultural. ¡Lo que entonces se nos pidió, es exactamente en lo que hemos venido trabajando hasta hoy! Nuestra tímida voz en los orígenes ahora se convierte en un grito de alegría”. 


Sobre los nuevos retos, hoja de ruta y oportunidades a los que se enfrenta el Instituto, preguntamos al P. Rocco Ronzani, recién elegido como presidente del IHA. 


Padre Ronzani, ¿quiénes son los miembros del Instituto Histórico Agustiniano? 

Son principalmente religiosos agustinos que han estudiado o se han dedicado a lo largo de los años a la historia de la Orden agustiniana, al estudio de la vida y obra de sus miembros más ilustres y al pensamiento de sus doctores. En la actualidad, el Instituto cuenta con unos cuarenta miembros, entre religiosos y algunos laicos, de los cuales veinte son miembros ordinarios y los demás, corresponsales y miembros honorarios. 


¿Cuáles son las líneas maestras de este nuevo período de gobierno? 

La Asamblea Ordinaria del Instituto Histórico, reunida recientemente, al margen del congreso trienal organizado este año sobre el tema de la hagiografía agustiniana a través de los siglos, eligió para un sexenio a la nueva Junta Directiva, formada por el padre Jesús Álvarez Fernández, consejero, y el padre Josef Sciberras, secretario, ambos con una larga experiencia al servicio del Instituto, y por mí mismo. En los próximos seis años tendremos la tarea de planificar los próximos congresos internacionales del Instituto, completar la publicación del último volumen de la historia de la Orden de San Agustín (el que comenzó el P. David Gutiérrez) y cualesquiera otras iniciativas editoriales y de estudio sugeridas por la Asamblea, pero también estrechar los lazos de comunión y cooperación entre los miembros a través de las iniciativas oportunas, compartiendo nuestras investigaciones y proyectos e iniciativas en el campo de la historia que se promueven en todas las partes del mundo dentro de la Orden o por estudiosos e instituciones académicas públicas y asociaciones privadas. Por ejemplo, comenzando con un boletín para poner en contacto a los miembros. 




¿Qué áreas necesita consolidar el Institutum Historicum para lograr un mayor reconocimiento internacional? 

La actividad del Instituto Histórico de la Orden y de sus miembros es muy apreciada en los círculos académicos donde se estudian disciplinas histórico-religiosas y otras de nuestro interés. Incluso la revista Analecta Augustiniana, que dirijo junto al P. Josef Sciberras, y que en cierto modo es expresión del Instituto y nos representa en el campo de las publicaciones periódicas, goza de amplia estima y en Italia ha sido incluida por la Agencia Nacional de Evaluación de las Universidades y de la Investigación en la Lista de las revistas científicas de clase A-10 y 11. No olvidemos que la actividad científica de los miembros individuales del Instituto, que trabajan en diversas instituciones académicas de muchas partes del mundo, también contribuye enormemente a su reconocimiento y estima. Sería una pérdida que faltara este importante medio de reconocimiento. Por eso todos los miembros son seleccionados con esmero, deben haber contribuido verdaderamente al avance de las disciplinas y deben ser reconocidos como tales en el mundo académico y científico. Esto no significa que en muchos aspectos no promovamos también a jóvenes prometedores que aún no están plenamente reconocidos como estudiosos. Además, con el tiempo esperamos implicar cada vez a más estudiosos laicos, amigos y colaboradores en el estudio de la historia de la Orden. Ciertamente, aún queda mucho por hacer, empezando por lo que los Estatutos confían al compromiso del Consejo: llevar a cabo lo decidido en la Asamblea, programar actividades culturales y científicas, y proponer al Consejo General la publicación de obras de reconocido interés para la historia de la Orden. Contamos con la estima y el apoyo del Prior General y del Consejo de la Orden, al tiempo que lamentamos la miopía de quienes a veces no aprecian los estudios históricos, ¡fundamentales para recordar la identidad de la Orden y mirar no sólo al pasado, sino sobre todo al futuro con esperanza!


¿Tiene el Institutum alguna relación con el ámbito de la docencia o de la formación?

El Instituto, en su historia de más de medio siglo, nunca se ha dedicado a la docencia, a diferencia de muchos miembros que enseñan habitualmente disciplinas históricas y afines en los institutos de formación cultural de la Orden y en otros lugares. No se puede descartar de hecho, en la Asamblea surgió a veces la propuesta que en el futuro se promuevan cursos de formación histórica, especialmente en las zonas geográficas de la Orden más desprovistas de personal competente en nuestras materias. 


¿Cuáles son las funciones del Instituto en el contexto actual de secularización y qué valor puede aportar? 

Como decía antes, la actividad del Instituto, la actividad investigadora y docente de muchos miembros, la atención a la formación de los más jóvenes y la riqueza de nuestra historia es expresión de nuestro amor a la Orden que nos llena de sano orgullo y profunda humildad y de nuestro interés por la vida de la Orden, testimonio del carisma de san Agustín y de su posteridad espiritual. En el curso de este sexenio, por ejemplo, celebraremos, entre otras muchas iniciativas, la reunión del "cuerpo de la Orden" con su "Cabeza espiritual": en 1327 el Papa Juan XXII confió a los agustinos la custodia de las sagradas reliquias de san Agustín depositadas en la magnífica arca de la Basílica de San Pietro in Ciel D'oro, en Pavía. Por tanto, es cierto que la investigación en el campo de las disciplinas históricas tiene su propio estatuto científico y su valor autónomo, pero al mismo tiempo es una contribución fundamental para reavivar la conciencia de los dones recibidos por los agustinos a lo largo de casi ocho siglos de historia y para reavivar la identidad misma de los agustinos que cultivan el pasado para vivir mejor el presente y caminar hacia las nuevas metas que el Señor y la Iglesia nos indican hoy.




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