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El padre Alejandro celebra su 70 cumpleaños junto a los hermanos del Colegio Santa Mónica y el Papa León XIV

El padre Alejandro celebra su 70 cumpleaños junto a los hermanos del Colegio Santa Mónica y el Papa León XIV: “me llevó a un aparte y me dijo que estaría conmigo este día tan especial”



Pocas horas después de regresar del Capítulo Provincial Ordinario de Colombia, el Prior General de la Orden de San Agustín, celebraba su 70 cumpleaños rodeado de sus hermanos agustinos.


Fue en el Colegio Internacional Santa Mónica de Roma y estuvo acompañado por el Papa León XIV


“Me enteré de que iba a venir el pasado 19 de mayo, cuando recibió a las monjas contemplativas que habían acudido a la misa de inicio de pontificado junto a otros religiosos. Me agarró del brazo tras el encuentro, me llevó a un aparte y me dijo: “quiero celebrar contigo el día de tu cumpleaños”. 


Tras presidir la misa del Jubileo de las Familias, los Niños, los Abuelos y los Ancianos en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre se dirigió a la comunidad ubicada en la vía Paolo VI, donde conviven estudiantes de la Orden de San Agustín de diversos países y varios docentes del Pontificio Instituto Patrístico Augustinianum.


“Fue un día muy agradable. Nos dimos un buen abrazo y nos sentamos a la mesa a compartir como hermanos, como amigos”. “Hubo ocasión para hablar sobre temas importantes de la vida de la Iglesia, de los retos que tiene por delante”. 


“Solamente puedo expresar mi profundo agradecimiento por tanto cariño recibido. La verdad es que el Papa León XIV causó mucha alegría, admiración y respeto. Su presencia nos ayuda a sentirnos más Iglesia”. 



Caminos que se cruzan


La suya es una amistad que data de largo, tal y como recoge en su preciosa crónica Tiziana Campisi para Vatican News. 


El Papa León XIV y el padre Alejandro se conocieron en Roma en los años ochenta, precisamente en el Colegio Santa Mónica. Por entonces, un joven estudiante Robert Prevost completaba su formación en Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino, mientras el padre Alejandro Moral cursaba Sagrada Escritura en el Pontificio Instituto Bíblico.


Sus caminos se separaron en 1985: Prevost, ordenado sacerdote tres años antes, fue enviado a la misión agustiniana de Chulucanas, en Piura (Perú), mientras que el padre Moral regresó a España tras completar sus estudios. 


Un lazo permanente


Cuando el padre Prevost fue elegido Prior General de la Orden, eligió al P. Alejandro Moral como su Vicario, confirmándole en el mismo puesto durante su segundo mandato. Fueron  doce años trabajando codo a codo, fortaleciendo una amistad construida en la fraternidad y el servicio a la Iglesia y la Orden.


Aunque en 2013 sus trayectorias volvieron a divergir —Prevost regresó a Chicago y Moral fue elegido 97º Prior General—, el vínculo nunca se rompió. Un año después, el Papa Francisco nombró a Robert Prevost administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo, Perú, y más tarde obispo. Sin embargo, la afinidad agustiniana y el afecto entre ambos continuaron firmes, inspirados en la espiritualidad de san Agustín: aquella vida en común, de “unidad de mente y de corazón”, para “buscar juntos a Dios en plena concordia”, de modo que quien hallara la verdad primero pudiera “conducir a los demás hacia ella sin dificultad” (Soliloquios, 1, 12, 20-13, 22).


Sobre el cierre de esta jornada tan especial, la última como Prior General celebrando en Roma junto a sus hermanos su cumpleaños, el padre Alejandro nos cuenta lo siguiente:


“Fue muy paciente y generoso con todos los estudiantes, frailes, religiosos y personal de la casa que estaba por allí. Se tomó fotos con cada uno junto a la imagen que tenemos de la Madre del Buen Consejo y en el claustro del Colegio. Después de darnos un buen abrazo, le despedimos rápidamente porque tenía que recibir a los ciclistas del Giro de Italia en el Vaticano. Gracias, Santo Padre”. 



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