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Visita canónica a Tanzania: los masais, el Kilimanjaro y la honda huella en 50 años de los agustinos en el este de África

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Tanzania late con fuerza en el este de África. Desde finales de los años 70 del pasado siglo, la Orden de San Agustín está presente en este país en el que conviven diversidad de pueblos y culturas, que caminan al ritmo del sol en un entorno imponente.


Después de medio siglo de presencia, el Vicariato agustiniano de Tanzania se ha convertido en una circunscripción emergente, dentro de una sociedad multicultural y multireligiosa, en la que la lengua común es el suajili.


Del 16 de junio al 7 de julio, el P. Edward Daleng, Asistente General para África y  el P. Javier Pérez Barba, Asistente General para Europa del Sur, han hecho la visita de renovación a las comunidades agustinianas del vicariato.


El objetivo ha sido “promover el bien de cada comunidad y de cada uno de los hermanos para examinar y fomentar los distintos aspectos de la vida religiosa y apostólica”, tal y como señalan las Constituciones de la Orden.


Han sido jornadas intensas en las que los asistentes del Prior General han visitado todas las casas en el país. 


El recorrido comenzó en Dar es Salam, que aunque no es la capital política del país, sí lo es a nivel social y económico. Allí está situada la curia vicarial, junto con otras casas y obras apostólicas agustinianas.


Los asistentes realizaron la primera visita a las comunidades más próximas, cercanas entre sí, pero a las que cuesta llegar por el estado de las carreteras.


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Los agustinos a las faldas del Kilimanjaro: el encuentro con los Masai


La segunda jornada les llevó al icónico e imponente Kilimanjaro, concretamente a la comunidad de San Posidio, donde los agustinos tienen dos residencias. La primera en Kamwanga, donde está la parroquia María Madre de la Iglesia, atendida por un religioso agustino. Por otra parte, en la ciudad de  Enduimet, a los pies de la montaña más alta de África, está la parroquia de San José Obrero, en una zona donde habita la tribu Masai, algunos de los cuales son parroquianos.


La convivencia con los Masai supone todo un reto en clave de evangelización porque, aunque hay protestantes,  musulmanes y también un grupo de católicos, se trata de una tribu con una cultura y costumbres propias, con un estilo de vida trashumante que dificulta sus asentamientos y vida parroquial cotidiana. 


Un nuevo templo agustino en Arusha


Ya en la ciudad de Arusha, la comunidad de Korona-Njiro, formada por dos religiosos agustinos, acogió al P. Javier y al P. Edward, que visitaron la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva y escucharon con atención las explicaciones sobre la nueva iglesia que está en construcción.


En Tanzania la espiritualidad agustiniana y la presencia de los hermanos va dejando huella. En la visita, los asistentes percibieron que cada rincón del país parece contener una historia de la Orden que aún se está escribiendo; invitándonos a abrir bien los ojos y arrojar una escucha respetuosa ante un país tan variopinto. 


A orillas del Lago Victoria


El viaje continúa y en Mwanza, a orillas del Lago Victoria, los agustinos tienen una importante comunidad dividida en varias casas: la Residencia de Musoma, con la Parroquia Virgen María de Fátima; la Residencia de Tarime, con la Parroquia Santo Tomás apóstol, que tiene ocho capillas repartidas por el territorio parroquial; y la Casa del noviciado, en el que actualmente viven catorce novicios, y la Parroquia de San Agustín en Mwanza.


Pero la presencia en Mwanza no acaba ahí. Un religioso agustino atiende la parroquia de Santa Mónica de Bohongwa.


Por otra parte, en lo alto de una montaña, los asistentes visitaron el Santuario de María Rita, al cargo del cual está otro misionero agustino, que es también el encargado de los aspirantes a la vida religiosa.


El volumen de peregrinos que se acercan hasta allí para expresar su devoción a la Virgen María y a Santa Rita, no deja de crecer, especialmente durante la celebración de la novena que se celebra cada mes.


Al contar cómo transcurrieron las primeras jornadas en el país, el P. Javier Pérez Barba explica que se trata de un vicariato en expansión: “El vicariato está respondiendo a la llamada de las diócesis y los obispos, que acuden a la Orden de San Agustín para solicitar que se ocupen de la atención pastoral de determinadas zonas. Esto explica que los nombres de algunas parroquias no sean tradicionalmente agustinianos”.

Ambos asistentes destacaron la impronta misionera de la presencia agustina, que  está abriendo casas en lugares alejados y rurales.


“Las comunidades de los religiosos, suelen ser por lo general pequeñas, aisladas y con pocos frailes -añaden-. Las parroquias a menudo tienen una iglesia central y luego varias capillas que dependen de esta iglesia”.


Mahanje, la cuna del Vicariato


Después de un viaje de más de 18 horas, los padres asistentes llegaron a Mahanje, cuna del vicariato, donde en 1976 se abrió la primera misión de la Orden en Tanzania, en un antiguo monasterio benedictino, y donde hoy siguen viviendo los religiosos agustinos.


En la actualidad, además de la parroquia, la comunidad asiste con alegría a la creación de un centro de formación profesional, en el que los jóvenes reciben formación técnica que les permita labrarse un futuro.


La comunidad de Mahanje, integrada por dos religiosos, tiene otra casa asociada, la de Madaba, donde viven otros dos agustinos, que trabajan en un colegio de educación primaria. El centro está inmerso en un proceso progresivo de ampliación de las instalaciones y de creación de un internado.


En Mahanje, en una parte del antiguo monasterio benedictino, las religiosas agustinas misioneras tienen un orfanato y en otra localidad cercana otra comunidad regenta un colegio. Durante la visita del P. Javier y el P. Edward, mostraron orgullosas la fotografía con el actual papa León XIV, cuando visitó la comunidad, siendo Prior General de la Orden de San Agustín.


Morogoro


El siguiente tramo de la visita de renovación estuvo centrada en la formación y la pastoral vocacional, que es otro de los puntos fuertes del Vicariato de Tanzania. En la ciudad de Morogoro, hay una casa de formación para prenovicios y para profesos. 

Los prenovicios estudian allí tres años de Filosofía, mientras que los profesos estudian Teología en un centro universitario de los religiosos espiritanos.


Charlar con ellos fue sin duda un momento enriquecedor para todos. Los estudiantes pudieron comunicar sus vivencias e impresiones, hacer preguntas y descubrir cosas nuevas de otras realidades de la Orden. El último día en Morogoro, los asistentes participaron en la renovación de los votos simples de siete de los profesos y en la entrada en el noviciado de tres novicios procedentes de Kenia, en una celebración que presidió el P. Edward Daleng. 


Broche final en Dar es Salaam


De vuelta en Dar es Salam, antes de volver a Roma, visitaron las tres comunidades de la ciudad.Por una parte, la del colegio San Agustín Tagaste, donde se reunieron con algunos estudiantes y profesores. Después, en la comunidad de Temboni, de la que dependen otras dos casas, con la parroquia de Santa Rita y la parroquia de Santo Tomás de Villanueva.


Y por último, en la casa provincial, donde está la parroquia de San Agustín, mantuvieron el encuentro conclusivo de la visita de renovación con el vicario, el secretario y el ecónomo del Vicariato de Tanzania.


El broche final del recorrido por el país fue la posibilidad de visitar al religioso agustino Mons. Stefano Musomba, obispo de la diócesis de Bagamoyo, una diócesis de reciente creación.


Han sido tres semanas recorriendo el país de norte a sur, conociendo de cerca sus gentes y la ingente misión que la Orden de San Agustín lleva a cabo, tanto en zonas urbanas como en áreas rurales y alejadas. Tanzania es un país multicultural y multireligioso, donde la espiritualidad agustiniana cada vez está más presente, en comunidades muy comprometidas.


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