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El Vicariato de Venezuela celebra su Capítulo Intermedio “con las tinajas llenas”

En el Vicariato de Venezuela se han producido dos acontecimientos importantes: el retiro vicarial y el Capítulo Intermedio, previa convocatoria del Prior Provincial y confirmación del Prior General. Del 9 al 13 de febrero, ambas citas fueron una verdadera oportunidad para ejercitar el espíritu, descubrir la voluntad de Dios y de revisión y renovación de la vida personal y comunitaria. 



El Retiro Vicarial tuvo por sede la Casa La Consolación, en el Junquito, entre los días 9 y 11 de febrero. Estuvo dirigido por el P. Carlos Enrique Caamaño, Misionero del Sagrado Corazón, bajo la inspiración de “las tinajas vacías de las bodas de Canaán”. El padre condujo a los asistentes por un itinerario espiritual que permitió el silencio, la reflexión personal, la revisión comunitaria y el encuentro personal con Cristo en la Eucaristía. 


Diez sesiones o encuentros permitieron llenar esas “tinajas” de espiritualidad y de luz para la vida religiosa. Dentro de los temas, destacaron tres, que el director llamó “complementos”. En estos se abordaron los temas de “la cultura de la amabilidad”, “la cultura de prevención de abusos” y “la opción por los pobres y excluidos”. El contenido restante del retiro giró en torno a la contemplación, la interioridad, la esencia de la vida religiosa y la comunidad religiosa. 



Revisión y renovación de la vida del Vicariato de Venezuela


Finalizado el retiro, quedó pautado el inicio del Capítulo Vicarial Intermedio para las primeras horas del día 12 de febrero, en la Casa Beato Anselmo Polanco, en Caricuao UD-4, Caracas. Con la Eucaristía de apertura presidida por el Prior Provincial dio comienzo este encuentro de revisión y renovación de la vida y tarea pastoral del Vicariato de Venezuela. Seis sesiones capitulares, dieciséis miembros asistentes, cinco informes de áreas pastorales presentados por los consejeros y delegados, siete propuestas presentadas a la Asamblea Capitular, discutidas y revisadas, evidenciaron la preocupación de los hermanos por la atención a los necesitados, la cura de almas y administración de los sacramentos, el acompañamiento de jóvenes y adultos, la necesidad de formar e identificar personas con el carisma, la promoción de la juventud y la prevención de abusos, la pastoral vocacional y la constitución de un equipo formativo dedicado sólo al acompañamiento de los candidatos. 


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