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La escuela Agustina que se abre paso junto a los más desfavorecidos en el slum de Nyamasaria, Kenia

  • 3 hours ago
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La Fundación Agustinos en el Mundo cree que una educación de calidad es el motor para la transformación de la sociedad.  Es por ello que en Kenia, la Orden de San Agustín está edificando un modelo de escuela que garantice la educación de los niños más desfavorecidos de Kisumu, Kenia. 


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En mitad de un asentamiento informal, más conocido en la jerga popular como slums, se erige esta escuela en un contexto de vulnerabilidad extrema.


Maurizio Misitano y Simona Cipriani, coordinadores de la Fundación, lo han podido comprobar de primera mano durante su última visita al proyecto: el deterioro en la convivencia en Nyamasaria va en aumento. Con altos índices de criminalidad, matrimonios y embarazos precoces y múltiples casos de infecciones como el VIH/SIDA, la realidad en esta región del país es cada vez más acuciante. 


Estos hechos contrastan con el crecimiento sostenido que el país ha atravesado a nivel económico, educativo y de desarrollo humano de las últimas dos décadas. El crecimiento no está llegando a la misma velocidad a las distintas regiones del país y eso implica que no se esté realizando la inversión necesaria para un país que crece demográficamente a millones por año. En el último lustro, más de 6 millones de nuevos nacimientos. Se espera que para 2030 supere los 65 millones de personas y siga escalando puestos entre los países con mayor densidad demográfica del continente africano. 



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“El hacinamiento escolar es alarmante”


En su último informe tras la visita para conocer los avances del proyecto, la Fundación ha podido ver que estos niños del slum de Nyamasaria, en Kisumu, viven en condiciones de precariedad extrema, lo que les fuerza a trabajar para sostener su endeble ecosistema familiar. Para el 36% de la población, los costes adicionales de la escuela, como los uniformes, las comidas o el necesario material escolar son una barrera insuperable.

 

“En las escuelas públicas, el hacinamiento es alarmante”, asegura Maurizio. Según la información aportada por la fundación, el promedio actual es de 51 alumnos por clase, con picos de hasta 80. Esto supone que el ratio maestro-alumno es de 1:60. “Muchas familias optan por escuelas informales de baja calidad por desesperación”. Solo 1 de cada 6 niños en la zona logra completar la educación primaria.


Los últimos y los más apartados: la exclusión de los niños con discapacidad en Kenia 


La situación se agrava con la marginación de los niños que tienen algún tipo de discapacidad. Más del 40% de ellos -apunta la Fundación- nunca han sido escolarizados. “A menudo permanecen en casa en condiciones difíciles, sin recibir el apoyo adecuado, y la mayoría de los docentes no tiene formación para atender sus necesidades”, apunta en su comunicado.


El Proyecto: “Desarrollo Sin Barreras”


El objetivo general es contribuir a la reducción de las desigualdades sociales en Kisumu terminando la edificación de la siguiente fase del proyecto de la escuela para que sea un verdadero centro de inclusión y calidad educativa. Este nuevo centro educativo agustino ofrece acceso a una educación de calidad a los más pequeños de Nyamasaria, promoviendo activamente  la escolarización de las niñas. La escuela, a su vez, ha sido diseñada para acoger e integrar a niños con discapacidad, siendo este al menos el 10% del alumnado. “Esto, aseguran desde la Fundación, incluye espacios y equipos adecuados, así como un programa educativo específico para su plena reintegración social, en la formación del personal para garantizar metodologías eficaces y combatir la saturación del aula con el fin de mejorar la calidad de la enseñanza para todos”.


Además, la escuela será la primera dentro de la zona en ofrecer formación en técnicas para fomentar el desarrollo sostenible. 


Desde la Fundación Agustinos en el Mundo necesitan el apoyo de la comunidad. “Cada donación que percibimos contribuye a construir un entorno educativo donde se combate el abandono escolar y la explotación infantil de raíz. Ayúdanos a lograr que en Kenia ningún niño, especialmente si tiene discapacidad o vive en la pobreza, quede atrás”.



 
 
 
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