Santo Tomás de Villanueva, ¿próximo Doctor de la Iglesia?
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El Prior General emérito de la Orden de San Agustín, el padre Miguel Ángel Orcasitas OSA, nos pone en contexto del que puede que sea el trigesimonoveno doctor de la Santa Iglesia. Se trata de un proceso largo, con más de 150 años de recorrido, que ha envuelto a multitud de realidades eclesiales. Esta es su historia, legado e influencia

¿Qué significa ser Doctor de la Iglesia?
En el santoral de la Iglesia Católica, hay santos que figuran de modo destacado, por haber sido designados “Doctores de la Iglesia”. Las condiciones para que un santo sea declarado Doctor de la Iglesia fueron fijadas por el Papa Benedicto XIV en el siglo XVIII, aunque anteriormente ya habían sido proclamados doctores varios santos. Se requiere, en primer lugar, que se trate de un santo ya canonizado1. En segundo lugar, que sus escritos contengan una doctrina eminente, es decir, que haya aportado a la teología o a la espiritualidad alguna perspectiva que clarifica la doctrina en aspectos relevantes de la teología, motivo por el cual se le puede considerar maestro seguro, no sólo para su tiempo, sino también para la Iglesia a lo largo de la historia. Tercera y última exigencia, que el Papa o un concilio procedan a declararle doctor.
¿Cuándo comenzaron las declaraciones de Doctor de la Iglesia?
Esta práctica tuvo su origen en la Edad Media. Fue Bonifacio VIII (1294-1303) quien proclamó en una decretal de 1298 los primeros Doctores de la Iglesia, concediendo el título de doctor a los cuatro principales Padres de la Iglesia Occidental: S. Agustín (354-430), S. Ambrosio (340-397), S. Gregorio Magno (540-604) y S. Jerónimo (c 347-420). Estas cuatro figuras de la Iglesia, tan presentes en la iconografía religiosa, pertenecieron a la antigüedad cristiana. La proclamación de su magisterio significó un reconocimiento a la aportación de estos Padres para discernir y fijar conceptos esenciales de la teología en una época de graves controversias dogmáticas.
Tuvieron que pasar casi tres siglos hasta que el Papa Pío V, tras el concilio de Trento, proclamara doctor el 11 de abril de 1567 a Sto. Tomás de Aquino. De notar que tanto el Papa como el nuevo doctor pertenecían ambos a la Orden de los Predicadores (OP - dominicos).
Fue también Pío V quien declaró doctores en 1568 a los cuatro Padres Orientales: S. Atanasio, S. Basilio, S. Gregorio Nacianceno y S. Juan Crisóstomo, mostrando con esta proclamación un importante reconocimiento de la Iglesia Oriental.
Veintiún años más tarde, en 1588, el Papa Sixto V añadió al grupo de doctores a S. Buenaventura de Fidanza. Destacable también en este caso, que tanto el Papa Sixto V como el nuevo doctor pertenecían ambos a la Orden de los Hermanos Menores (OFM - franciscanos). Ni en el caso de Sto. Tomás de Aquino ni en el de S. Buenaventura fue obstáculo para su proclamación la pertenencia de los nuevos doctores a la misma orden religiosa de los respectivos Papas.
Santos proclamados doctores recientemente
La mayor parte de los últimos Papas han nombrado doctores. Así lo han hecho Pablo VI, Benedicto XVI, Francisco y, recientemente, León XIV. Juan XXIII no nombró ninguno, pero se mostró favorable a estudiar la posibilidad de nombrar doctora a Sta. Teresa. Fue el Papa Pablo VI quien llevó a cabo esa declaración, nombrando Doctora de la Iglesia a Sta. Teresa de Jesús (1515-1582), el 27 de setiembre de 1970. Fue la primera mujer declarada doctora. Su nombramiento fue acogido con gran regocijo en toda la Iglesia, no sólo por la eminente calidad de su magisterio, sino también porque se abría paso al reconocimiento de la aportación que tantas mujeres santas han hecho a la teología y a la espiritualidad cristianas a lo largo de la historia. Solo unos días más tarde, el 4 de octubre del mismo año 1970, Pablo VI declaró también doctora a Sta. Catalina de Siena (1347-1380).
Tras estas declaraciones de doctoras por Pablo VI, los Papas han incrementado el elenco de doctores. Juan Pablo II declaró doctora en 1997 a Sta. Teresa [Teresita] de Lisieux (1873-1897); Benedicto XVI en 2012 a Sta. Hildegarda de Bingen (1098-1179) y a S. Juan de Avila (1499-1569); el Papa Francisco, en 2015, a S. Gregorio de Narek (c 950 – c 1005) y en 2022 a S. Ireneo de Lyon (c 125- c 202). Por último, en 2025, el Papa León XIV a S. Juan Henry Newman (1801-1890). Con esta última incorporación, el número de doctores asciende a 38.
Razones por las que se solicita el doctorado para Sto. Tomás de Villanueva
Punto fundamental en la solicitud del doctorado para Sto. Tomás de Villanueva es identificar en qué puntos concretos es posible considerar insigne o eminente su doctrina, mostrando que tuvo influjo en su época y mantiene su valor en la actualidad.
De Sto. Tomás de Villanueva conservamos sobre todo sus conciones, o sermones dirigidos al pueblo. Su importancia no ha pasado desapercibida. Una primera selección de sus sermones fue publicada en Alcalá de Henares en 1572. A partir de esa primera publicación se han sucedido otras muchas ediciones a lo largo de los siglos hasta el día de hoy, y no solamente en España. Esa profusión de ediciones, así como la de múltiples estudios sobre su pensamiento, demuestran el interés continuo por su doctrina y su influjo teológico y espiritual en todo el mundo cristiano. La bibliografía sobre Sto. Tomás de Villanueva recoge más de 1080 títulos de estudios y artículos2. Resalta este abundante repertorio la existencia de doctrina eminente sobre muchos aspectos que tienen que ver con su categoría como teólogo y pastor. Por otra parte, una riquísima iconografía, realizada por artistas excepcionales, ha popularizado la figura del santo limosnero por todo el mundo, con representaciones en pintura y escultura que ocupan espacio destacado en la historia del arte y presencia constante en la piedad popular a lo largo de los siglos3.
Su devoción está viva en el patronazgo de parroquias, centros educativos o sanitarios que le invocan como protector. Asimismo, en congregaciones religiosas, cofradías y asociaciones que le reconocen como su inspirador y perpetúan su acción caritativa.
La autoridad de su doctrina, unida al ejemplo de una vida dedicada a los pobres y necesitados – de ordinario siempre se lo representa junto a ellos –, ha popularizado su actualidad hasta nuestros días.
Los sermones fueron publicados en latín, aunque pronunciados en castellano. Hoy son accesibles en edición crítica bilingüe (latín y español) gracias a la reciente publicación de sus Obras Completas en la BAC (Biblioteca de Autores Cristianos)4. La edición completa ocupa diez volúmenes (once tomos) con un total de 7500 páginas.
El carácter de maestro espiritual de Sto. Tomás de Villanueva lo ha distinguido entre los santos de la familia agustiniana, así como entre otros santos pastores contemporáneos y sucesivos. De ingenio muy agudo, hombre de una memoria prodigiosa e incansable en su dedicación al estudio, absorbió los mejores componentes de la escuela teológica agustiniana. Por este motivo, la Orden de San Agustín le reconoció como patrono de los estudios en el capítulo general de 19535.
Como obispo y pastor en Valencia, Sto. Tomás promovió una reforma de la Iglesia fiel a la doctrina católica, comenzando por su ejemplaridad como obispo y su celo por la reforma del clero y de los fieles. Fue, sin duda, uno de los protagonistas de la reforma de la Iglesia en España y, por tanto, “figura esencial en el panorama renovador de la orden en España en la primera mitad del s. XVI”6, contribuyendo a la defensa de la doctrina ortodoxa, adelantándose a Trento en algunos aspectos dogmáticos y disciplinarios, y frenando con ello la difusión de la doctrina protestante. Él mismo procedía, como religioso agustino, de una provincia que había abrazado la reforma de la vida religiosa en 1451.
Gonzalo Tejerina afirma que el ministerio de la predicación es su aportación más destacada a la teología. La predicación era su ocupación fundamental para comunicar la fe. Citando a Sto. Tomás afirma las cualidades que debe tener el predicador: osadía, libertad, sinceridad y limpieza de miras, para corregir con compasión, por caridad, con espíritu puro. Denuncia los fallos del tiempo, incluidos los de los obispos: tiene un temple reformador7.
Instruye doctrinalmente para alimentar la fe y mover a una experiencia personal de fe: “El predicador debe reunir dos requisitos imprescindibles para ser creído: santidad de vida y autenticidad de doctrina” (Conción 138, III, 571). Pide al predicador que no suba al púlpito sin estudiar: lectura de libros, dos horas de oración, ayuno, castidad, humildad, templanza en todo, sin actos malos, buen ejemplo… La doctrina verdadera y la vida santa son realidades indisociables.
Fue maestro de la fe con la predicación, dedicado a la enseñanza al pueblo de la Palabra de Dios. Seguramente aprendió en las aulas de Alcalá el uso de la Sagrada Escritura, que acabó asimilada íntimamente en su pensamiento y llevó a la predicación, citándola profusamente. Sus sermones están plagados de citas bíblicas, con las que afirmaba las verdades que predicaba. Pero en su predicación se muestra fiel a la tradición de la Iglesia y a los Santos Padres, porque quiere dar comida sana a sus oyentes.
Predicó con celo pastoral y desde una profunda experiencia de Dios, cultivada en la oración. Trata muchos temas teológicos porque explica la fe. Su doctrina es profunda y amplia de contenido. Pero ofrece además teoría sobre la predicación. Cómo debe hacerse y cómo debe prepararse el predicador para el ejercicio de este ministerio. Él practica lo que pide al predicador.
Confía en la verdad cuando explica la fe porque está convencido de la racionalidad del misterio revelado. Las verdades de fe, aunque exceden la comprensión humana, no son contrarias a la razón, sino que están sobre la razón. Hay una coherencia interna entre la revelación divina y la razón humana. Decía Sto. Tomás: “No quepo en mí de alegría siempre que constato tan perfecta concordia de los textos sagrados entre sí y con la razón” (Conción 232, VI, 109). Tomás se esfuerza en mostrar la lógica interna del misterio creído.
Las canciones y escritos de Sto. Tomás están llenos de profundidad teológica y unción mística, penetrando y explicando los misterios de Cristo y de la Virgen María. Su palabra está al servicio del Evangelio, fundamentada en la Sagrada Escritura y en los Santos Padres. Evidencia gran preparación intelectual, revelándose en sus sermones como uno de los grandes maestros de espiritualidad y teología. Su erudición es fruto de la formación universitaria en Alcalá y de su dedicación al estudio, que siempre consideró fundamental para el ministerio de la predicación.
En el contexto teológico de su tiempo, Tomás de Villanueva predicó la fe católica, mientras que Lutero, con su rebeldía y sus doctrinas heréticas, produjo una profunda división en la Iglesia, que perdura hasta nuestros días. El mismo año 1517 en que Lutero propuso sus conocidas 95 tesis, profesó Sto. Tomás en la Orden de San Agustín. Y en el 1521, en que Lutero rompió con la Iglesia, Tomás predicó, siendo prior del convento de Salamanca, unos sermones en la catedral sobre el salmo 113 (In exitu Israel de Aegipto) que tuvieron enorme eco en la ciudad y multiplicaron las vocaciones a la vida religiosa.
De Lutero y el protestantismo se distanció Sto. Tomás en aspectos teológicos fundamentales, como el modo de entender la justificación y en la promoción y defensa de la vida religiosa, enraizándola en María y en Juan Bautista, argumentando frente a los exabruptos de Lutero contra los votos religiosos, desacreditados y atacados violentamente en su tratado De votis monasticis8.
Desde el punto de vista doctrinal se puede comparar su predicación con la doctrina de Trento sobre la justificación9. Desde el punto de vista disciplinar, se anticipó al concilio, fundando en 1550 el Colegio Mayor de la Presentación, como seminario para el cultivo de las vocaciones al sacerdocio. Preocupado por la formación de los sacerdotes, quería en su diócesis un clero devoto, culto y santo, formado en la oración y en el estudio. Defendió la santidad del clero frente al absentismo y al amancebamiento de los clérigos.
Sto. Tomás es un maestro espiritual, basado en S. Agustín, que indica caminos de perfección, que van de la oración a la contemplación. Un camino apto para seglares y para consagrados, mostrando itinerarios eficientes para el perfeccionamiento de la vida cristiana, hasta alcanzar la contemplación.
Predicó con unción filial la devoción a la Virgen, defendiendo verdades más tarde definidas como dogmas en los siglos XIX y XX, por Pío IX y Pío XII, como eran la Inmaculada Concepción y la Asunción de María. También es éste un punto destacable en la predicación de Sto. Tomás10. No solo dedicó específicamente algunos sermones a la devoción de la Virgen, sino que en toda su predicación hay múltiples alusiones a la Virgen, lo que adquiere mayor relieve doctrinal en el momento histórico en que pronunció sus sermones. María es para Sto. Tomás, precursora de la vida consagrada.
Su reflexión teológica no quedó limitada al ámbito intelectual, sino que le llevó a convertirla en un extraordinario servicio de caridad. En la predicación de Sto. Tomás el ejercicio de la limosna y la práctica de la misericordia adquieren categoría teológica y pastoral, sobre todo por la fundamentación bíblica y patrística, con la que aborda también otros aspectos teológicos y pastorales. Como haría en nuestros días el Vaticano II, Sto. Tomás mira reflexivamente hacia atrás, para entroncar la vida y el pensamiento en la Sagrada Escritura y en la tradición de los Padres. Profundiza en la Palabra de Dios a la luz de la interpretación de los Santos Padres.
Para Jaime García la misericordia constituye el centro y el punto de apoyo de su vida y de su pensamiento exegético teológico y socio-político11. Fundamenta su vida, su pensamiento y su pastoral en el Amor que Dios nos tiene, en la Misericordia y en la Esperanza. La Misericordia se hace visible en el misterio de la Encarnación. Con Sto. Tomás inicia en la época moderna la “teología del corazón”. La organización que hizo para ayudar a los pobres está inspirada en criterios aún hoy vigentes. Inauguró una especie de seguridad social con médicos, enfermeras y farmacéuticos. Fundó un hospital, organizó roperías para indigentes, estableció residencias para acoger a los niños abandonados. La caridad con los pobres fue para él un aspecto de la justicia. Aparece como un adelantado en la doctrina social de la Iglesia. Sto. Tomás atendía a los pobres no sólo con limosnas, sino procurando de modo eficaz su promoción humana y cristiana. Su magisterio es en este punto tan claro como exigente.
Su concepto de pobreza no queda limitado a la carencia de bienes materiales. Afirma en uno de sus sermones: “…no penséis, hermanos, que solo son pobres los que así los denomináis, los que no tienen comida o vestido. ¿No es acaso más pobre uno al que le falta la fe, el saber, el discernimiento, las luces, la razón, los sentidos? Es menor desgracia la corporal que la del corazón, porque el alma es más importante que el cuerpo (Cfr. Mt 6, 25)” (Conción 199, 89, Obras Completas, Vol. V, 150).
Sto. Tomás no pudo acudir al concilio de Trento, por dificultades de salud y por la necesidad de permanecer en una diócesis que había sido abandonada por sus pastores durante más de cien años. Anticipándose a las decisiones de Trento, defendió a ultranza la obligatoriedad de residencia de los obispos en sus sedes. Tuvo muy clara su obligación de residencia, por el bien de los fieles, justificando con ello su solicitud de dispensa de asistir al concilio. Su reflexión se extiende también a las obligaciones de los obispos, elaborando doctrina sobre la teología del ministerio episcopal.
Aunque no acudió al concilio, sabemos que envió un memorandum al mismo, por medio del obispo de Huesca. El cardenal Antonio Cañizares, que hizo su tesis doctoral sobre Sto. Tomás de Villanueva, sospecha que dicho documento pudo llegar a manos del cardenal agustino Seripando, presidente del concilio, y que fuera Seripando quien expusiera la doctrina sobre la justificación, más tarde definida en el concilio, basándose en el escrito de Sto. Tomás. Pero no conocemos el contenido de este escrito y no parece fácil que aparezca.
Solicitudes del doctorado para Sto. Tomás de Villanueva desde finales del s. XIX:
En varios momentos históricos han promovido la causa del Doctorado para Sto. Tomás la archidiócesis de Valencia, las órdenes de San Agustín, Agustinos Recoletos y Agustinos Descalzos, varias congregaciones femeninas vinculadas a estas órdenes, así como buen número de obispos e instituciones educativas o asistenciales.
Los primeros intentos para promover el doctorado tuvieron lugar en los años setenta del siglo XIX, enviando cartas postuladoras a la entonces Congregación de Ritos. El cardenal Antolín Monescillo, arzobispo de Valencia, dirigió una súplica al Santo Padre el 8 de octubre de 1890, rogando la concesión del título de Doctor de la Iglesia a Sto. Tomás de Villanueva. También lo hizo el agustino P. Manuel Díez González, a la sazón comisario apostólico de la provincia en España. Más adelante reiteró la petición el cardenal Monescillo y lo hicieron también el obispo agustino de Salamanca, Tomás Cámara y Castro, así como el Rector y doctores de la Universidad de Salamanca.
Un sínodo celebrado en Valencia en 1951 bajo la presidencia del obispo Marcelino Olaechea reiteró la petición. En la Orden de San Agustín, como he recordado, el capítulo general de 1953 declaró a Sto. Tomás patrono de los estudios como reconocimiento a su magisterio.
Aproximándose el V centenario del nacimiento del santo, el entonces arzobispo de Valencia, Miguel Roca Cabanellas y el prior general de la Orden de San Agustín, Teodoro Tack presentaron en Roma una nueva solicitud del doctorado. En esta ocasión la petición fue acompañada por un gran número de cartas postuladoras de obispos, universidades, facultades, institutos teológicos, institutos de religiosos y seminarios. Se hizo además acopio de documentación con vistas a la futura Positio que debería demostrar la eminente doctrina del santo. Todo fue recogido en un voluminoso expediente de 800 folios, que fue presentado en la FAE (Federación Agustiniana Española) en marzo de 1983 y enviado a Roma. Desde la Postulación General de Roma se respondió a la FAE, el 21 de junio de 1983, que era necesario hacer una edición crítica de las obras del santo para poder avanzar en la solicitud del Doctorado12.
La causa del doctorado de Sto. Tomás fue siempre muy bien acogida por los obispos españoles y por los obispos de otras naciones, contando con gran número de adhesiones de instituciones académicas y eclesiales. Pero, al parecer, la falta de una edición reciente de sus obras de fácil acceso para los fieles en aquel momento, fue el obstáculo que impidió el avance de la causa.
Gestiones actuales, a partir de la publicación de sus obras completas
Ante el bloqueo de la situación, por falta de una edición reciente accesible al público de las obras de Sto. Tomás, el agustino P. Laureano Manrique tomó la iniciativa de preparar una edición bilingüe de las obras completas del santo, para que resultaran fácilmente accesibles y él mismo se propuso llevar adelante el proyecto. Realizó la transcripción de las obras, comparando las diferentes ediciones y ofreciendo una edición crítica. Para la traducción del latín contó con la colaboración del P. Isidro Alvarez, que realizó una magnífica traducción del latín, en un castellano de gran calidad. Ambos religiosos eran miembros de la comunidad agustina de Málaga. Estaban retirados del ministerio educativo desde años antes, por haber superado largamente la edad de la jubilación. Rondaba el primero y superaba el segundo los ochenta años. Los dos habían sido profesores de lengua y literatura en diferentes colegios. Para completar el equipo, el P. Provincial solicitó al P. José Manuel Guirau, también jubilado, que se hiciera cargo del aparato crítico. El trabajo realizado merece el agradecimiento de la Orden. Los tres religiosos han fallecido en estos últimos años. Por su parte, la FAE (Federación Agustiniana Española) negoció la publicación de las Obras Completas en el formato Maior de la BAC (Biblioteca de Autores Cristianos), aceptando financiar la edición.
Del año 2010 al 2015 vieron la luz los diez volúmenes (once tomos) de esta importante publicación. A raíz de ese hecho era posible reanudar la solicitud del doctorado para Sto. Tomás de Villanueva. Se planteó el tema al arzobispo de Valencia, cardenal Antonio Cañizares, quien sugirió celebrar un congreso. Así se hizo en 2018, bajo el título “De la Justificación a la Caridad en Sto. Tomás de Villanueva.” Dicho congreso fue fruto de la colaboración entre la FAE, los postuladores de las órdenes agustinas, la Archidiócesis de Valencia, el Colegio de la Presentación, fundado por Sto. Tomás y la Universidad Católica de Valencia.
Ya en el año 2016 la Conferencia Episcopal Española, a petición de las órdenes de San Agustín, Agustinos Recoletos y Agustinos descalzos, y de las congregaciones femeninas integradas en la FAE (Agustinas contemplativas, Agustinas misioneras, Agustinas de Amparo y Misioneras agustinas recoletas) elevó súplica al Papa para que Sto. Tomás de Villanueva fuera proclamado Doctor de la Iglesia.
Desde la presidencia de FAE he tenido la oportunidad de invitar a varias conferencias episcopales, a parroquias e instituciones eclesiásticas y civiles, a presentar también ellos esa solicitud al Papa. De igual modo, se han hecho gestiones desde las Postulaciones generales de las tres órdenes agustinas.
La respuesta de los obispos ha sido muy positiva, de modo que un buen número de conferencias episcopales se han sumado a la solicitud, enviándola al Papa, bien directamente, bien a través de la Congregación (hoy Dicasterio) de los Santos, o a través de la Postulación general de la Orden de S. Agustín.
Han solicitado al Papa el doctorado para Sto. Tomás de Villanueva las siguientes conferencias episcopales (salvo error u omisión): España, Panamá, Ecuador, Argentina, Colombia, Cuba, Filipinas, Kenya, México, Nigeria, Perú, Venezuela y República Checa.
Lo ha hecho también la Junta Directiva del CELAM (Conferencia Episcopal Latino-Americana)
El gran número de obispos que integran estas conferencias episcopales permite augurar que su voz sea escuchada.
Por la información recibida de la Postulación General, los pasos que debe seguir en Roma el expediente son los siguientes:
Los escritos del santo son examinados en el Dicasterio de los Santos, sometiendo las obras al juicio de tres teólogos. Este paso ya ha sido cumplido y, al parecer, resuelto positivamente con el dictamen favorable de los teólogos en el caso de Sto. Tomás de Villanueva. La reunión plenaria del Dicasterio examinará los informes de los teólogos y las peticiones recibidas. Si la opinión de la plenaria resulta positiva, se solicitará del Papa el siguiente paso, que es el traslado de la causa al Dicasterio de la FE. En este Dicasterio, las obras deben ser examinadas de nuevo por un grupo de teólogos, para juzgar la ortodoxia de sus enseñanzas y la eminencia de su doctrina.
Si el dictamen de este Dicasterio fuera también positivo, como esperamos, habría que redactar la Positio, dando forma jurídica a este proceso, describiendo la historia de la causa y las razones que avalan la conveniencia de declarar Doctor de la Iglesia a Sto. Tomás de Villanueva.
Los caminos son largos y fatigosos. El que hemos recorrido con Sto. Tomás tiene una muy larga historia, pues se remonta a finales del S. XIX. Pero no desistimos del empeño por conseguir esta declaración, sabiendo el bien que puede recibir la Iglesia de la proclamación de Sto. Tomás como maestro de predicación, y de la riqueza doctrinal y espiritual que ofrece en sus conciones para todo el pueblo cristiano, en nuestros días y siempre.
1 Sto. Tomás, muerto en 1555, fue beatificado por Pablo V en 1618 y solemnemente canonizado por el papa Alejandro VII en 1658.
2 Cfr. J. CAMPOS Y FERNANDEZ DE SEVILLA, Bibliografía de Santo Tomás de Villanueva, en: www.javiercampos.com También en R. LAZCANO, Episcopologio agustiniano 3 vols., Editorial Agustiniana, Madrid 2014. Los dos autores que han publicado más estudios sobre Sto. Tomás de Villanueva son J.Campos Fernández de Sevilla y A. Llin Chafer
3 Ver la publicación de A. ITURBE, y R.TOLLO (Coords.), Santo Tomás de Villanueva. Culto, historia y arte, San Lorenzo del Escorial (Madrid)-Tolentino (Italia), 2013, 2 vol. Catalogan casi mil obras de arte dedicadas a Sto. Tomás de Villanueva.
4 Sto. TOMAS DE VILLANUEVA, Obras completas, 10 vol., 11 tomos, Madrid, BAC, 2010-2015.
5 Cfr. L. ÁLVAREZ GUTIÉRREZ, “Santo Tomás de Villanueva, mentor, impulsor y patrono de los estudios en la orden [de San Agustín]”, en Santo Tomás de Villanueva. 450 aniversario de su muerte, Madrid 2005.
6 M.Á. ORCASITAS, “La Orden de San Agustín en la época de Tomás de Villanueva”, en: VV AA, Santo Tomás de Villanueva. Consiliario del Colegio Mayor de San Ildefonso. V Centenario, Guadalajara, AACHE, 2012, 59-94.
7 G. TEJERINA, “Santo Tomás de Villanueva, predicador y maestro de la predicación”, en La Ciudad de Dios-Revista Agustiniana (Guadarrama, Madrid), 233 / 1 (2020) 55-74.
8 Cfr. M.A. ORCASITAS, “La vida religiosa en los escritos de Santo Tomás de Villanueva”, en: Cuadernos de Investigación Histórica, nº 35, Fundación Universitaria Española, Madrid 2018, pp 59-110.
9 Cfr. el estudio de G. TEJERINA, “La doctrina de la Justificación de Santo Tomás de Villanueva y sus relaciones con la enseñanza de Trento”, en Cuadernos de Investigación Histórica, nº 35, Fundación Universitaria Española, Madrid 2018, pp 111-136.
10 Cfr. J.M. LEONET ZABALA La figura de María en Santo Tomás de Villanueva, Pozuelo de Alarcón 2020.
11 Cfr. J. GARCIA ALVAREZ, Santo Tomás de Villanueva. La misericordia hecha vida y pensamiento. Guadarrama, Ed. Agustiniana, 2016.
12 Por esas fechas, la última edición disponible de las Obras completas del santo había sido publicada, en su original latino, por la Provincia de Filipinas, OSA, en Manila, entre los años 1881 y 1897. Fue realizada por los PP. Ubierna, Martín, Monasterio y otros, y ocupan seis volúmenes, de formato folio. Se trató de la edición más completa realizada hasta ese momento. Fue un importante proyecto editorial.
