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183 elementos encontrados para ""

  • P. Jesús Madrid, maestro de novicios en Lima: “La madurez afectiva es uno de nuestros grandes retos”

    Los días 28 y 29 de marzo, el Noviciado Nuestra Señora de Gracia de Lima convocó a los superiores mayores (provinciales y vicarios) de las nueve circunscripciones que forman parte de este proyecto internacional para revisar tanto el plan formativo como los estatutos del noviciado. El asistente general para América Latina, el P. Álex Lam, junto al consejero general para Europa del Sur, el P. Javier Barba, participaron en este trabajo que se desarrolló, tal y como nos cuenta el padre Lam, “en un clima fraterno, cordial y ágil”. Para conocer más detalles de lo que allí se trató y de las singularidades de este noviciado intercircunscripcional, hablamos con el maestro de novicios, el P. Jesús Madrid OSA. ¿Sobre qué han hablado los superiores? Abordamos todos los aspectos formativos que conforman la vida del noviciado, buscando la formación integral de los novicios, que abarca la dimensión humano-afectiva, intelectual, espiritual y vocacional. Nos parece muy importante fomentar la vida interior a través de la oración, ayudando a los novicios a hacer una experiencia religiosa en conformidad con nuestra espiritualidad y nuestro carisma, dando especial importancia a la vida comunitaria, sin olvidarnos de la formación intelectual, que en este año de noviciado se centra principalmente en el conocimiento de la Regla, las Constituciones y la Historia de la Orden. ¿Cómo es el día a día en un noviciado? La vida del noviciado, en consonancia con el Plan formativo y los Estatutos, consiste en preparar a los novicios para la profesión simple que realizarán un año después de iniciarlo. Durante este año les vamos ayudando a formarse humana y espiritualmente, dando especial atención a la vida de oración y la vida comunitaria, profundizando en la vida religiosa en general y en el carisma agustiniano en particular. "Intentamos ayudarles a entender teórica y vivencialmente lo que significa ser religioso en el mundo de hoy". P. Jesús Madrid En el día a día del noviciado intentamos abarcar todos los aspectos humanos y espirituales que consideramos importantes para su formación como futuros religiosos. Todas las mañanas son dedicadas a las clases y por la tarde tienen tiempo para el estudio, el deporte y la convivencia. La vida espiritual consta de misa diaria, rezo de la liturgia de las horas, rosario y adoración al santísimo (una vez por semana), dedicando una atención especial a la celebración de las fiestas de los santos de la Orden. ¿Cuántos novicios tienen a día de hoy y cuáles son sus países de origen? Este año contamos con once novicios, de los cuales cinco son de la Federación de religiosos agustinos de Perú, cinco de las Provincias de Brasil y uno de la Provincia de Perú. ¿Cuáles son los principales retos formativos que se plantean en este momento para los chicos? Nos parece que uno de los retos más importantes es ayudarles a profundizar en la vida de oración y en la interioridad. Otro desafío es trabajar su madurez humano-afectiva mediante cursos y acompañamiento personal. También fomentamos la vida comunitaria tan característica de nuestro carisma. Y finalmente intentamos ayudarles a entender teórica y vivencialmente lo que significa ser religioso en el mundo de hoy. Sobre el noviciado intercircunscripcional de Lima Se trata de un proyecto internacional, en el cual participan nueve circunscripciones: cuatro de Perú, dos de Brasil, y los vicariatos de Argentina, Bolivia y Chile. Existe un equipo formativo, compuesto por el prior, el maestro de novicios y el pedagogo-ecónomo, que se renueva cada cuatro años. Este equipo es el encargado de llevar adelante el plan formativo encomendado por los Superiores Mayores de las nueve circunscripciones.

  • La Provincia del Santo Niño de Cebú celebra su 10ª Asamblea General

    La Provincia del Santo Niño de Cebú-Filipinas celebró la semana del 1 al 5 de marzo su X Asamblea General en el Centro de Espiritualidad Santo Niño de Tolo-tolo, en la ciudad de Consolación. Fueron 29 frailes agustinos -entre miembros del consejo provincial, priores, superiores, presidentes de las comisiones provinciales y el vicario superior del vicariato afiliado a la Provincia Christus Totus de Papua-Indonesia- quienes asistieron a la Asamblea con el objetivo de evaluar el estado de las acciones que se están llevan a cabo en la circunscripción después de los últimos capítulos. Renovación de la vida comunitaria Este encuentro arrancó con la conferencia "La sinodalidad en la Iglesia", a cargo de monseñor Midyphil Bermejo Billones, D.D., obispo auxiliar de la archidiócesis de Cebú, para acto seguido dar paso a las sesiones ordinarias de trabajo. Bajo el lema que abraza a la Provincia hasta 2024 "Agustinos filipinos más allá del 450: Renovación de la vida comunitaria para una nueva evangelización", desde la oficina de comunicación de Cebú nos comparten estos días de fraternidad, oración e intercambio de propuestas para llevar a término la tarea de evangelizar en los centros, seminarios, parroquias y lugares de encuentro donde la comunidad agustiniana está presente. Este objetivo y los proyectos pastorales que se están llevando a término volverán a ser revisados en el próximo Capítulo Provincial Ordinario que se celebrará en febrero de 2024. Sobre la Provincia del Santo Niño de Cebú, la primera provincia agustiniana en Asia En la actualidad, la Provincia del Santo Niño de Cebú cuenta con 128 profesos solemnes repartidos en 13 comunidades y 7 residencias. Sus principales apostolados incluyen el servicio en parroquias, escuelas, centros de espiritualidad, casas de formación y áreas de misión en colaboración con las diócesis de Luzón, Visayas y Mindanao (las tres islas principales del archipiélago). Diecinueve frailes sirven actualmente en diversos apostolados misioneros en el extranjero, en Australia, Europa, Norteamérica y Asia. Este año la Provincia celebra sus 40 años de presencia desde su fundación canónica en la Basílica Minore del Santo Niño de Cebú el 25 de diciembre de 1983 y su inauguración el 15 de enero de 1983 como primera provincia agustiniana de Asia.

  • El “monasterio verde” de la montaña sagrada: ¿Cómo viven las monjas de Rossano Calabro?

    En el verano del 2009, un grupo de Monjas de la Orden de San Agustín partieron del Eremo de Lecceto, a las afueras de Siena, para instalarse en la diócesis de Rossano-Cariati y fundar, a petición del obispo local, una nueva comunidad que hiciera palpable la presencia viva de Jesucristo en la oración y en la vida fraterna. Tras diez años en una casa cedida por la diócesis de manera provisional, el 28 de agosto del 2019 inauguraron definitivamente el Monasterio de San Agustín. Situado en la montaña de Rossano, se yergue este lugar pensado para la vida contemplativa como un centinela en las tierras infinitas de la campiña calabresa. Un lugar, en definitiva, para disfrutar de la comunión con la belleza del Creador. En lo alto de la montaña sagrada de Rossano, ocupada en otro tiempo por los monjes basilios que huyeron de los territorios del Imperio Bizantino para refugiarse de la furia iconoclasta, se encuentra la fundación monástica más joven de Italia y la primera femenina de la Orden de San Agustín en todo el sur del país. Entre los muros del monasterio, resultante de la reestructuración del antiguo seminario estival de la Diócesis, frente a las escarpadas costas del mar Jónico, una pequeña comunidad de cinco hermanas vive una vida de oración y recogimiento como una llamada al recuerdo del primado de Dios en la vida de cada hombre. La construcción del monasterio, realizada en parte a través de donaciones recibidas por crowdfunding (un sistema de micro pagos digital) ha sido un acontecimiento en toda la provincia de Cosenza, pues como ellas mismas afirman, "se trata de una casa ecológica a la vanguardia del cuidado de la casa común, donde la belleza y la comunión con lo creado son el centro de todo". De hecho, ya desde el principio de las obras de remodelación decidieron aislar el monasterio con mantas térmicas y colocar paneles solares para autoabastecerse de energía. Pero si algo ha cautivado a los numerosos visitantes que reciben cada día en la comunidad de Corigliano-Rossano es el proyecto del jardín botánico (o “jardín de lo Esencial”, como se le conoce), cuya misión es despertar en los corazones la nostalgia de la belleza del Creador y al mismo tiempo propiciar un encuentro con el otro y con la naturaleza. El jardín está, todavía, en proceso de florecimiento. De hecho, en toda fundación monástica se requiere un espacio de terreno árido que pueda ser arado, trabajado y cultivado, como una imagen del corazón de cada persona y el proceso que experimenta a medida que se produce su acercamiento a Dios, único lugar de su reposo. El trabajo de la tierra, además, es un signo vivo y explícito del amor por esta tierra, por este lugar concreto que acoge a las hermanas, en el que se sienten huéspedes y, al mismo tiempo, responsables de cuidarlo y de admirar su belleza. Por ello, a las más de 30 variedades de plantas, flores y árboles de diferentes lugares, se le sumará la construcción de una hospedería para poder poner al servicio y compartir con cada visitante o peregrino este modo de vida agustiniano. Las hermanas compaginan en su día a día la vida de oración con el trabajo manual, principalmente las artesanías con cerámica, que, al fin y al cabo, es una manera más de trabajar la tierra. Como ellas mismas dicen, “comenzamos el día pidiendo al Señor que abra nuestros labios, como la vida del hombre, que nace de Dios, y por la noche nos abandonamos en el corazón de Dios, entregando a él el silencio, el sufrimiento, que quiere abrazar todos los sufrimientos de la humanidad, como la madre que sufre por los llantos del hijo y se despierta por Él”. Y es que, ciertamente, la vocación monástica lleva consigo un deseo inmenso de darse totalmente a Dios y a los otros.

  • La visita canónica a Michoacán, la Provincia más poblada de América: “Ha sido una bendición”

    A lo largo del mes de marzo tuvo lugar en la Provincia de Michoacán la visita canónica por parte del Asistente General para América Latina, el P. Álex Lam. Acompañado y apoyado por el Consejero General para Europa del Sur, el P. Javier Pérez Barba, ambos tuvieron la ocasión de conocer durante casi cuatro semanas esta realidad dentro de la Orden de San Agustín; curiosamente la más poblada y con más actividad dentro del continente americano. Recibidos “con mucho cariño” por el padre provincial, el P. Marco Antonio Luna, y su consejo, el P. Álex y el P. Javier visitaron las casas de los frailes agustinos con el fin de empaparse de su cotidianeidad, escuchar a sus hermanos y conocer las distintas líneas de trabajo que hoy por hoy se están acometiendo. “Nuestra idea fue poder hacer cercano a cada uno de los religiosos el cuidado pastoral del Prior General y de la Orden”, apuntaba el Consejero General para América Latina. “La visita canónica espera ser un momento de renovación, de estímulo para los frailes en su vida religiosa y ocasión para identificar las dificultades y carencias con el fin de ver en qué podemos mejorar”. Un recorrido de miles de kilómetros Durante la visita de los asistentes generales se cubrió un amplísimo radio kilométrico a lo largo y ancho del territorio mexicano. Desde el norte (Durango, Monterrey, Laredo, Ciudad Victoria y San Luis Potosí) hasta las casas del Bajío (Jalisco, Guanajuato), pasando, claro está, por Ciudad de México. “En todas ellas fuimos muy bien acogidos”, apuntaba el P. Lam. Tras las visitas, según nos cuentan los consejeros generales, hubo una reunión final con el consejo provincial del que saldrá próximamente un documento con algunas líneas de acción. En este encuentro, tal y como ha podido saber la oficina de comunicación de la Curia General, se pudieron compartir las impresiones, sugerencias, peticiones, observaciones y correcciones a acometer que han quedado después de entrevistar a los religiosos agustinos y tras conocer el estado de cada una de las comunidades durante esta extensa y prolífica visita a la Provincia de Michoacán. “¡Animarlos en su vida religiosa!” “Entiendo el servicio de Gobierno como un servicio pastoral, donde un punto clave es la atención a los hermanos”, aseguraba el P. Álex Lam. “Encontrarnos en su historia, en los lugares donde trabajan, sus retos, sus logros, sus alegrías, sus penas… El poder ir en nombre del Padre General es una experiencia para mí de conciencia de mi servicio en la Iglesia y en la Orden”.

  • La belleza de Dios a los pies del monte Fuji: un retiro espiritual con el P. Joe Farrell

    Tres frailes de Corea se unieron a diez frailes agustinos de la delegación de Japón para tener una semana de retiro espiritual en un lugar icónico para la cultura japonesa. Dirigidos por el P. Joseph Farrell, OSA, Vicario General de la Orden de San Agustín, los días de retiro se desarrollaron en una casa de oración Villa Fuji, administrada por las Hermanas de la Sociedad del Sagrado Corazón. Los participantes pudieron disfrutar de la magnificencia y belleza del monte Fuji que, tal y como nos narra el P. Joe a su vuelta del viaje, "está envuelto por “una paz silenciosa que se cubre la casa, la capilla, bosques y senderos circundantes. Fue un ambiente perfecto para la oración". Un tiempo de unidad y oración para pensar la sinodalidad Durante los días del retiro, los participantes caminaron juntos “en el compartir fraterno y la caridad” mientras exploraban cómo “la Comunión, la Participación y la Misión” son los puntales donde deben apoyarse “los herederos de San Agustín”, señala el Consejero General. El retiro también fue ocasión para compartir reflexiones relativas a la sinodalidad, la vida de la Iglesia y la espiritualidad, obras y vida de San Agustín. “Han sido días para dar gracias a Dios”, señalaba el P. Joe Farrell ya de vuelta en Roma. ¿Cuál es la realidad de la Orden en Japón? La delegación de los 11 hermanos en Japón tiene cuatro apostolados en cuatro ciudades diferentes. Dos de estos apostolados son parroquias ubicadas en Tokio y Nagoya. Además, junto a las parroquias, están las escuelas infantiles en Fukuoka y la primaria en Nagasaki. De los 11 frailes que están sirviendo a la Orden y a la Iglesia en el país nipón, uno de ellos es americano, otro filipino y los nueve restantes son japoneses, aunque, si Dios quiere, el próximo 27 de mayo se celebrará la ordenación sacerdotal de Atsushi Kuwahara, por lo que tendremos a un nuevo servidor de Cristo en tierras japonesas. ¿Cuál es la realidad de la Orden en Corea? La delegación de 21 hermanos en Corea está formada por tres comunidades. Una comunidad es una casa de retiro (Yeon-Choen) y las otras dos son la casa de formación y la casa de la delegación (Incheon). No hay escuelas administradas por los agustinos en Corea a día de hoy. De los 21 de Corea, uno de ellos es de Inglaterra, tres de Filipinas y los diecisiete restantes son de la propia Corea. A nivel formativo y vocacional, la delegación cuenta con dos novicios y dos estudiantes que acaban de profesar votos simples.

  • La Federación Agustiniana de África vuelve a celebrar su Asamblea General cinco años después

    Treinta y tres representantes de algunos institutos religiosos que forman parte de la Federación Agustiniana de África se reunieron del 6 al 10 de marzo en Saint Monica's House, Mavurunza, en Dar Es Salaam, Tanzania, para celebrar la Asamblea General trienal Fue la primera asamblea presencial de la Federación cinco años después de su último encuentro, retrasado, al igual que otros tantos encuentros y actividades dentro de la Orden, con motivo de la pandemia. Comunión, participación y misión Bajo el lema La herencia agustiniana al servicio de la Iglesia sinodal en África, consagrados y consagradas agregados a la Orden o en comunión con la regla del obispo de Hipona, tuvieron la ocasión de reflexionar sobre la identidad, la unidad y la comunidad. El Consejero General para África, el padre Edward Daleng, compartió con la oficina algunas de las conclusiones extraídas de esta Asamblea. “Cada individuo se descubre a sí mismo sólo porque pertenece a un grupo y nunca aislado ni solo. Su singularidad no es absorbida por el grupo, sino preservada y reforzada para que se reconozca a sí mismo dentro del grupo. El "yo" en el "nosotros" está en diálogo mutuo sin desprenderse ni ser absorbido”. Con el Sínodo de los Obispos a la vuelta de la esquina, los religiosos agustinos pudieron abordar precisamente el tema de la sinodalidad y sus implicaciones “en nuestras casas, parroquias y colegios” y la involucración de los laicos y la Iglesia local en la tarea compartida de llevar la Buena Nueva a todos los rincones de la tierra. “La sinodalidad es algo que ya vivimos desde hace tiempo en la Orden”, apuntaba en una conversación posterior el P. Daleng. “Es algo que tenemos que fortalecer”. Durante la Asamblea hubo ocasión para compartir reflexiones específicas relacionadas con la importancia de estimular el intercambio de experiencias pastorales, luchas y desafíos. “Los religiosos agustinos en África buscamos - apunta el P. Daleng- promover nuestra vida y prestar nuestro servicio a la Iglesia y a la humanidad”. Fue precisamente el Asistente General para África quien durante su presentación "La santidad al servicio de la Iglesia sinodal a través de la Regla de San Agustín" pudo hacer hincapié en aquello a lo que nos anima el Papa Francisco: a salir a las periferias para encontrarnos con el otro, que sufre y padece los avatares de la vida en un mundo cada vez más descreído y falto de esperanza. Otras intervenciones destacadas durante estos cuatro días del mes de marzo fueron las de la Hna. Jacquiline Michel Etou, de Notre Dame de l'Eglise, quien trató "El amor fraterno al servicio de la comunidad: Un enfoque agustiniano del ministerio de colaboración entre personas consagradas en África" o el P. Kolawole Chabi, quien ahondó en "El bien común en la Regla de San Agustín". “Fue un momento intenso lleno de intercambio de ideas y participación. En el espíritu de la sinodalidad, se tomó el compromiso y la resolución de vivir y trabajar más en comunión a través del amor de nuestros hermanos y hermanas como una mejor manera de celebrar el sínodo”, aseveró el P. Edward Daleng. "Se tomó el compromiso y la resolución de vivir y trabajar más en comunión a través del amor de nuestros hermanos y hermanas como una mejor manera de celebrar el sínodo". P. Daleng Aprobación de los estatutos En la Asamblea se revisaron y aprobaron los estatutos de la Federación, además de la elección de los nuevos responsables que pilotarán el devenir de esta federación durante los próximos años. Las congregaciones religiosas que contaron con representación en la Asamble fueron: la propia Orden de San Agustín; las Hermanas de San Agustín de Benín; las Hermanas de Notre Dame de l'Église de Togo; las Hermanas de las Siervas de Jesús y María, las Hermanas de María Kakamega de Kenia y las Hermanas Agustinas Misioneras.

  • Menochio, el agustino que lloró junto al Papa encarcelado

    El pasado 25 de diciembre, el cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio de las Causas de los Santos, presidió la misa del bicentenario del fallecimiento de Giuseppe Bartolomeo Menochio (1741-1823): el agustino que confesó al Papa Pio VII cuando estaba exiliado y encarcelado tras la ocupación francesa de Roma. El cardenal Semeraro, durante su homilía en la basílica de San Agustín de Campo Marzio, en la ciudad del Tíber, habló de este “religioso devoto”, “un obispo ejemplar ya en vida estimado como santo por haber sabido llorar junto al Papa Pio VII, permaneciendo fiel a su lado”. Agregó el cardenal Semeraro, recordando la vida de Menochio, que Dios no “mira nuestros sufrimientos desde arriba, casi considerándolos caprichos de niños", sino que hace suyos nuestros dolores, hasta el punto de llorar "no sólo como nosotros, sino con nosotros". "Con el cristianismo, el llanto se vuelve no sólo humano, sino incluso divino", agregaba el prefecto recordando a Agustín de Hipona. “Dios, en efecto, escucha siempre el llanto del hombre, porque en su Hijo lloró Él mismo", decía el cardenal Semeraro ante los fieles. Menochio, religioso diligente y obispo valiente Menochio nació en Piamonte. Tras ingresar en la Orden de San Agustín, enseñó teología y dedicó su misión a la predicación. Hombre de profunda oración, consideraba la penitencia como el medio ordinario para obtener la conversión de los pecados. En 1796 fue nombrado obispo coadjutor de Reggio Emilia, pero poco después fue expulsado de la ciudad por los franceses. Menochio ejerció entonces su apostolado en varias diócesis, hasta que en 1800 el Papa Pío VII lo quiso como sacristán y confesor. En 1804, Menochio acompañó al Pontífice a París para la coronación de Napoleón en la catedral de Notre-Dame, pero no le fue permitido acompañarle cuando el Papa fue deportado. El religioso permaneció en Roma, en el palacio del Quirinal, ocupado por las tropas francesas, y se negó a prestar juramento de fidelidad al Emperador a pesar de las fuertes exhortaciones y presiones que recibió. Realizó una gran labor de dirección espiritual, siguiendo a varios religiosos y monasterios de la urbe, y también trabajó por la restitución de los conventos que Napoleón mermó a la Orden de San Agustín. Murió en 1823. Sus restos descansan en la basílica de San Agustín de Roma. Su causa de beatificación está en curso.

  • Hasta los confines de la tierra: seis enclaves agustinos únicos

    Si algo caracteriza a la Orden de San Agustín, ya desde sus orígenes, es un carácter misionero que ha llevado a tantos hermanos a recorrer territorios ignotos con el único deseo de anunciar el Evangelio “hasta los confines de la tierra” Los misioneros agustinos han dejado (y dejan todavía hoy) una huella indeleble no sólo en los corazones de tantas personas sino también en lugares concretos que un día fueron testigos de la llegada de aquellos que lo dejaron todo por dar a conocer un amor sin límites. Por ello, desde la oficina de comunicación de la Curia General, queremos visitar algunos de los enclaves más singulares que la Orden tiene repartidos por el mundo entero. Ruinas de la Iglesia y Convento de San Agustín (Goa, India) Goa, en el suroeste del llamado “subcontinente indio”, era la antigua capital de la India portuguesa durante el siglo XVI. Debido a su importancia y a su posición estratégica, se constituyó en un centro de evangelización para toda la región, pues jesuitas, franciscanos y agustinos se establecieron allí durante los siglos XVI y XVII. Asimismo, la ciudad desarrolló un comercio y un ambiente cultural tan elevado que llegó a tener privilegios administrativos similares a los de Lisboa. Fundada en el siglo XV por el sultanato de Bijapur como un puerto comercial a orillas del río Mandovi, fue conquistada en 1510 por Alfonso de Albuquerque: el primer virrey de la que desde entonces sería la India Portuguesa. Cuando los agustinos desembarcaron en 1597, inmediatamente emprendieron la fundación de la iglesia y convento de San Agustín. Es de reseñar cómo dichas edificaciones reflejan el intercambio cultural acaecido entre Portugal y la India; si bien en la estructura de dichos edificios se ciñe a las características propias del barroco europeo, numerosos elementos decorativos del interior fueron creados por artesanos locales, descendientes de una rica tradición escultórica y pictórica india. Desgraciadamente ambos edificios se encuentran a día de hoy en ruinas ya que la bóveda se desplomó en 1842 y la fachada cedió en 1936. De los restos de la iglesia, lo que más llama la atención es la torre campanario de 42 metros de alto que aún, a pesar de todo, se mantiene en pie, a pesar de que el convento fue abandonado en 1835, cuando la Vieja Goa fue azotada por una serie de epidemias. Basílica del Santo Niño de Cebú (Cebú, Filipinas) Cuando Magallanes llegó a Filipinas en abril de 1521, regaló a la reina Juana de Cebú la imagen del Santo Niño, que desde la llegada de los primeros agustinos en 1565 con la expedición de Legazpi-Urdaneta, quedaría ligada a la Orden en aquel enclave privilegiado que se convertirá en la puerta de difusión del Evangelio en el Extremo Oriente. Para albergar la imagen del Santo Niño se construyó en la ciudad de Cebú una capilla que sucesivamente fue creciendo hasta la actual basílica y convento, que datan de 1739. Paralelamente, la relación de los agustinos con dicha advocación se consolidó al establecer al Santo Niño como patrono de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de Filipinas desde el año 1575. A lo largo de los siglos, el pueblo filipino ha manifestado una profunda devoción al Santo Niño, convirtiendo la basílica en centro de peregrinación mundial desde que Pablo VI, en 1965, le otorgase la categoría de “Basílica Menor” en 1965. Cada año, el tercer domingo del mes de enero, se celebra en la ciudad de Cebú la fiesta del Santo Niño con actos multitudinarios y festivos. Templo y ex convento de Santiago Apóstol de Ocuituco (Morelos, México) El monasterio de Ocuituco es el primero que los agustinos fundaron en América en 1533. La intención original de la Orden era construir su monasterio en la Ciudad de México; sin embargo, Carlos I de España se opuso a este plan porque en ese momento ya se estaban construyendo dos conventos en dicha ciudad: uno por parte de los franciscanos y otro edificado por los dominicos. En aquel entonces, el monarca consideraba que la urbe iba a ser incapaz de financiar, sostener y promocionar tres monasterios al mismo tiempo. Fue entonces cuando los agustinos decidieron establecer su primer emplazamiento en Ocuituco motivados por el deseo de los pobladores de la región de recibir una misión evangelizadora y por el hecho de que el territorio había sido entregado como tierra de encomienda al obispo de México, Juan de Zumárraga. En 1547 finalizaron las obras del convento, activo hasta bien entrado el siglo XVIII, cuando fue abandonado. La iglesia, no obstante, se mantuvo en funcionamiento. En 1965 la Orden volvió a administrar el edificio conventual e inició un proceso de restauración de toda la estructura. En 1977 se habilitó el claustro para la educación de novicios, función que poco después dejó de cumplir. Desde 1994 es considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco como parte de los Monasterios en las faldas del Popocatépetl. Basílica de San Agustín (Annaba, Argelia) Inaugurada el 23 de octubre de 2013 después de un largo proceso restaurativo, la basílica de Annaba supone un enclave privilegiado para la orden agustiniana. Lo es no sólo como signo de paz y armonía entre pueblos de diferentes culturas y religiones sino por situarse en la tierra de san Agustín como un vestigio monumental del lugar en el que se desenvolvió parte de su peregrinaje por esta vida. Como afirmó monseñor Paul Desfarges, obispo de Constantine, durante su re-inauguración, “la Basílica debe permanecer al servicio del diálogo entre las dos orillas del Mediterráneo”. Su construcción original data de finales del siglo XIX, aunque no fue dedicada hasta el 24 de abril de 1914. Se dice que el emplazamiento se escogió por su cercanía al lugar que acogió la basílica original construida por el mismo San Agustín, y donde murió en el año 430 durante la invasión de la provincia romana de África. San Pietro in Ciel d’Oro (Pavía, Italia) Alrededor del 722 hubo que trasladar las venerables reliquias de San Agustín, que desde comienzos del siglo VI reposaban en la iglesia de San Saturnino de Cagliari. El motivo esta vez fue el avance de los musulmanes; que amenazaban con su hostigamiento el futuro de la isla sarda. El rey Liutprando consiguió rescatar los restos de nuestro padre espiritual pagando por ellas una gran suma de dinero y poniéndolas a salvo en la capital de su reino, Pavía, donde serían depositadas en San Pietro in Ciel d’Oro. En la cripta de esta iglesia, junto a los restos del filósofo cristiano Severino Boecio, descansaron los huesos de Agustín hasta que, a mediados del siglo XIV, los agustinos levantaron un mausoleo de extraordinaria belleza. La obra tardó en realizarse más de veinte años, ubicándose en el mismo ábside del templo y constituyendo una verdadera obra de arte realizada en mármol blanco de Carrara. Un total de cincuenta bajorrelieves y centenares de figuras esculpidas pretenden ser un compendio de la fe y la vida del Santo, como una gran catequesis en imágenes. Enclavada en un punto estratégico que comunica la Europa central y nórdica, la ciudad de Pavía se convirtió ya desde el principio en lugar santo de peregrinación, siendo miles los peregrinos que se han desplazado hasta allí para venerar los restos del obispo de Hipona, doctor de la Iglesia Universal. Escuela Santo Tomás de Villanueva de Manokwari (Papúa, Indonesia) El jesuita holandés Cornelis Le Cocq d’Armandville fue el primero en llevar la fe a Nueva Guinea en el siglo XIX. Su obra misionera se detuvo después de su muerte en 1896 y no será hasta después de la I Guerra Mundial cuando se retome por parte de los misioneros holandeses del Sagrado Corazón de Jesús de Tilburg. Posteriormente, acabada la II Guerra Mundial, se unirán a la misión otras congregaciones y órdenes dada la amplitud del territorio. Fue así como llegaron los franciscanos (también holandeses) y los crosiers de los Estados Unidos. Años después, en 1953, los franciscanos transfirieron la misión de toda la península del Vogelkop a los agustinos, siendo el hermano Piet van Diepen (O.S.A) el primer obispo de Manokwari, entre 1966 y 1988. Actualmente, la Orden de San Aguastín cuenta con siete obras en Papua-Barat, divididas entre conventos y escuelas, además de algunas parroquias que sirven a las diferentes comunidades católicas de la isla. Concretamente, la escuela agustina de Manokwari se divide en dos secciones: la SMA Villanova Manokwari-Susweni, con internado (para los grados 10-12) y la SMP Villanova Manokwari-Maripi, con internado para los grados 7-9 y para los estudiantes más jóvenes. Su misión, como tantas otras escuelas de la Orden repartidas por el mundo, es atender las necesidades de los niños locales ofreciéndoles una educación completa y de calidad. De hecho, la elección del Santo Protector no es casual, pues el agustino Santo Tomás de Villanueva, obispo de Valencia, hizo de la caridad y el amor a los más necesitados el centro de su vida pastoral y teológica, erigiéndose como un ejemplo a seguir por todas las misiones agustinas situadas en la primera línea de los más necesitados.

  • Entrevista al P. Luiz A. Pinheiro, provincial de Nuestra Señora de la Consolación del Brasil

    Conversamos con el padre Pinheiro sobre los retos que tiene esta joven Provincia en la actualidad Futbolero, afable y con un amplio manejo del español. El P. Pinheiro ve los retos de la Provincia, especialmente los relativos a las vocaciones, como una oportunidad de seguir actualizando el mensaje de San Agustín; especialmente a los jóvenes, “hambrientos de sentido”. Padre Luiz Antonio, ¿cuáles diría que son los principales frentes que tiene que atender como prior provincial? Para mí, lo más importante es el contacto con los hermanos, el estar junto a las comunidades, los priores y los coordinadores de las distintas actividades apostólicas: desde la parcela educativa hasta la actividad misionera; pasando por las parroquias y los procesos formativos. Queremos que los frailes vivan su consagración religiosa con buen ánimo y entusiasmo. Es por ello que seguimos adelante para que la Provincia pueda ir asentando su camino después del parón que ha supuesto para todos la pandemia. Ahora mismo, nuestra prioridad para este próximo cuatrienio es crear las condiciones adecuadas para que sigan floreciendo las vocaciones, haciendo hincapié en la formación y promoción del estilo de vida agustiniano. El objetivo, a pesar de la pandemia, se ha mantenido y queremos ir a más. Recogiendo un poco las palabras del P. Alejandro en la carta a los priores tras el CG de San Diego, ¿cómo podemos trabajar en la unidad desde la singularidad y autonomía de cada circunscripción? Encontrándonos, viéndonos y escuchándonos. No creo que haya otro modo. Para lograrlo es muy importante fortalecer lazos en los capítulos y asambleas, que siempre son una oportunidad no solamente para intercambiar ideas, planes y proyectos sino para ver cómo vivimos en comunión nuestra realidad como agustinos. Hay que ahondar en eso que nos dice el Papa Francisco de “la espiritualidad del encuentro”, que no es nada distinto a vivir la comunión en comunión. Creo que así lograremos llegar a la unidad desde nuestras diferencias, necesidades y singularidades. Brasil, al igual que otros muchos países de Hispanoamérica, está viviendo un crecimiento de las comunidades evangélicas. En un momento donde la Iglesia nos pide robustecer nuestra fe y al mismo tiempo potenciar el diálogo ecuménico, ¿cómo trabaja la Orden en este territorio esta cuestión? Hay una frase atribuida a San Agustín pero que en realidad pertenece al historiador romano Terencio que dice: “Homo sum, humani nihil a me alienum puto” (soy un hombre, nada humano me es ajeno). Creo que las causas comunes de la humanidad y la crisis civilizacional que padecemos nos comprometen a todos: católicos, evangélicos, ateos y agnósticos. Aquí, en la Provincia de Brasil, tenemos una desigualdad social muy fuerte, con unos índices de pobreza elevados. Dentro de las distintas realidades cristianas que confluyen en la Provincia, nosotros, como católicos, como agustinos, tenemos que redoblar los esfuerzos en la misión de la nueva evangelización desde el diálogo. El cardenal Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, nos señalaba que se ha asumido y dado por asimilada la cultura cristiana pero no la evangelización y sus implicaciones. Sin Cristo, sin el contacto personal con Él, el cristianismo puede ser un código moral, una ética valiosa para regir la propia vida, pero sin la experiencia de Jesús, no hay arraigo. Tenemos una gran oportunidad de mostrar la belleza del Salvador. A esto mismo llegaron los obispos de Latinoamérica, que conocen bien la realidad social y de la Iglesia en el continente. ¿Tienen nuestras obras educativas algo que decir en este proceso? Claro que sí. Nosotros contamos con cuatro colegios en la Provincia, algunos de pago y otros, por ejemplo, como parte de la obra misional y social que la Orden de San Agustín sostiene. Nosotros vamos a mantener el foco en el diálogo, el respeto y tener la mano siempre tendida para que crezcan en su desarrollo humano. Queremos que nuestros 3.000 alumnos, independientemente de dónde vengan, vivan nuestros valores y los puedan hacer propios. Para toda esta tarea, el pilar debe seguir siendo el Evangelio y Jesucristo. ¿Cómo se enfrenta la “crisis de respuesta” al llamado vocacional? Los jóvenes están hambrientos por tener una experiencia de sentido, de convivencia amable, de interioridad, de asumir la responsabilidad del sentido de la historia y cómo Dios nos llama a cada uno de nosotros. Esto entronca con el carisma agustiniano de raíz: el querer dar la vida a una causa importante desde la comunión y el servicio. La actualidad de San Agustín, en este aspecto, es sorprendente. Toca a los jóvenes que se atreven a adentrarse en su figura. Es por ello que no tenemos que cejar en el empeño de comunicarnos, de valernos de la gran oportunidad que supone el mundo digital. Allá donde estén los jóvenes, nosotros tenemos que estar.

  • El Prior General tras la Semana Santa: "La Resurrección de Jesús es la confirmación de que Él está"

    El Padre Alejandro Moral ha hecho llegar a los religiosos agustinos del mundo a través de la Secretaria General su reflexión a propósito de la Semana Santa. A continuación reproducimos íntegramente su contenido “Cristo ‘resucitó’... y fue exaltado para que nosotros no quedáramos abandonados en el abismo, sino que fuéramos exaltados con él en la resurrección de los muertos, los que ya desde ahora hemos resucitado por la fe y por la confesión de su nombre” (S. Agustín, Serm 23/A, 3). La celebración de la Pascua se acerca. La Cuaresma seguramente nos ha ayudado a vivir más profundamente nuestra fe. Cada año se nos da esta maravillosa oportunidad de caminar con el Evangelio en la mano para acompañar a Jesús y revivir los últimos días de su vida. El tener una nueva oportunidad es un regalo. En la vida de cada día no es así y estamos rodeados de situaciones que no nos dan oportunidades, puesto que el final está marcado por las circunstancias. Acordémonos de quienes sufren la guerra sin oportunidad de otras salidas, de los millones de personas que se ven obligados a abandonar sus tierras (aparte de las mafias que mueven y engañan a otros seres humanos, a los más frágiles), con los riesgos y penurias que ello conlleva, etc. Tener la oportunidad de unirnos más profundamente a Jesús es un verdadero don. La posibilidad de volver a recorrer un año más el camino hacia la Pascua, pasando por las diferentes etapas que el Evangelio nos marca, nos ayuda a tomar más conciencia de nuestra vocación de seres humanos, creyentes y religiosos. Me gustaría que viviéramos esta Semana Santa con Jesús en clave de compasión y de amor. A Jesús de Nazaret “su compasión reflejada en su amor” le llevó a la cruz. Así lo hemos visto en los pasajes evangélicos que hemos proclamado a lo largo de la Cuaresma. La compasión y el amor se pueden expresar con vocablos y símbolos distintos y todos nos ayudarán a interiorizar esa Vida que nos viene de Dios. Jesús nos dice que serán “bienaventurados” los misericordiosos, o los que sufren por ser compasivos. Ahora la Iglesia también nos dice que la compasión y el amor los vivimos y transmitimos en clave de sinodalidad (es la difícil tarea de compartir juntos, tan propia de nuestro carisma como Agustinos), en el “dar” a quien pasa hambre o tiene sed. Por eso alguien dice que “somos lo que damos y si damos compasión y amor, somos esto mismo, es decir, somos compasión y amor”. El inmenso amor de Cristo Este recorrido que viene desde el Miércoles de Ceniza lo culminaremos ahora en la celebración del Triduo Pascual. Esta semana es especial para nosotros. Es una semana intensa y gozosa, con sus horas de dolor, tristeza, angustia y de muerte. En ella vamos a contemplar la grandeza de Dios que aceptó en su Hijo todo esto por nosotros. Todo el recorrido nos lleva a comprender que se trata de un inmenso acto de amor de Dios dirigido a cada uno de nosotros. ¡Qué nada nos aleje de la contemplación del amor de Dios en su Hijo Jesús que muere y resucita por cada uno de nosotros! La contemplación nos ayuda a tener un conocimiento amoroso que unifica y une la existencia de quien contempla y de lo que es contemplado y que, por consiguiente, transforma cualitativamente la relación. Contemplar la compasión, la misericordia y el amor de Dios y sentirse renacidos en esa maravillosa compasión y existencia nueva que Dios nos da en Jesús resucitado, nos lleva a un nuevo modo de existencia. Todo el amor que se desprende de Jesús, lo contemplamos en el Triduo Pascual y entra en nuestro interior como alimento y sentido nuevo de nuestras vidas. A su imagen y semejanza Nuestro camino nos conduce a la Pascua de Resurrección. Como dice San Pablo “si morimos con Él, viviremos también con Él”. La Resurrección de Jesús es la confirmación de que Él está aquí con nosotros. Su resurrección no es el regreso a la vida de un difunto más. Su resurrección que supera el espacio y el tiempo nos ayuda a ser “criaturas nuevas”, capaces de superar los miedos y recibir la Paz del resucitado. Hemos sido amados y ahora podemos amar a imagen y semejanza de Jesús. Ahora el amor es el centro de nuestras vidas. Nos impulsa en nuestro actuar y en nuestro ser. Viviremos la Pascua desarrollando nuestra humanidad. Jesús resucitado llena nuestro ser. Podremos vivir su paz para ser trasmisores de paz. El resucitado nos ayuda a entender que estamos hechos a imagen de la Trinidad y que como Agustinos nuestra vocación nos ayuda a vivir compartiendo nuestro ser. La fraternidad y la apertura al otro, su amistad, nos hace más humanos y más divinos. ¡Feliz camino con Jesús y feliz Pascua de Resurrección en Él!

  • P. Ian Wilson, nuevo Consejero General para el Norte de Europa: "Hay una riqueza espiritual a dar"

    La Secretaría General de la Orden de San Agustín ha comunicado el nombramiento del padre Ian Wilson como Consejero General para Europa del Norte Cercano conocedor del trabajo que estaba acometiendo el P. Paul Graham -fallecido el pasado mes de diciembre-, a quien le unía una estrecha amistad, el nuevo Asistente General nos señala que su objetivo principal es “llegar a Roma y seguir con la buena labor que ya había en marcha”. “Lo prioritario en este caso -en referencia a su primera tarea en la Curia General- es conocer a los frailes y los países donde la Orden está presente en el norte de Europa como son Irlanda, Inglaterra, Bélgica, Holanda, Alemania, Austria, Polonia, Eslovaquia y República Checa”, nos señalaba el nuevo Consejero General en conversaciones con la oficina de comunicación de la Curia. “Creo que para promover la Orden tenemos que ser más entusiastas”, prosigue el P. Ian. “Tenemos una gran riqueza que hay que comunicar todavía más. Tenemos que seguir en el empeño por compartir nuestros valores como agustinos en el mundo con el otro”. Respecto a la tarea de “misionar” en un continente como el europeo, donde la secularización sacude la vida de la Iglesia, el P. Wilson señala que “aunque muchas personas no están vinculadas con las religiones, con la vida cotidiana de sus parroquias, eso no significa que no tengan capacidad de ser conmovidas por Dios a través de la fe. Nuestra tarea es recordar el legado de San Agustín cuando nos dice "reza como si todo dependiera de Dios y trabaja como si todo dependiera de ti". Esto es válido para el hombre de hoy”. El P. Ian Wilson nos cuenta un poco más de sí mismo Nací el 9 de enero de 1954. Mis padres eran Jessie y Gordon Wilson. Me crié en Hopeman, un pequeño pueblo pesquero del norte de Escocia. Mi hermano Gordon nació en 1957. Más tarde mi familia se trasladó al norte de Inglaterra cuando yo tenía 9 años. A los 11 años fui como interno al colegio Austin Friars, en Carlisle. En aquella época, el colegio estaba dirigido por frailes agustinos irlandeses e ingleses. Al salir de la escuela en 1973 empecé a formarme como agente inmobiliario. En 1977 ingresé en el noviciado agustino de Orlagh, Dublín. Hice los votos temporales el 30 de septiembre de 1979 en Clare Priory, Suffolk, Inglaterra. Después de estudiar en Londres, en 1980 me trasladé al Colegio Santa Mónica, en Roma. Fui ordenado sacerdote el 29 de septiembre de 1984, en la entonces parroquia agustiniana de SS Peter and Paul's, Dundee, Escocia. Después de varios nombramientos en Inglaterra y Escocia, me uní a la comunidad internacional del Convento Sant' Agostino de San Gimignano, Italia. Tras más de diez años regresé a la Provincia de Inglaterra y Escocia, sirviendo en Edimburgo, Clare Priory y Harborne Birmingham. Mis principales aficiones son el senderismo, el ciclismo, la fotografía y la Fórmula Uno donde, afortunadamente, soy aficionado a Ferrari.

  • Papa Francisco, la revolución del Espíritu

    Monseñor Luis Marín OSA nos acerca en estas líneas algunas reflexiones sobre los diez años de pontificado del Papa Francisco Se cumplen diez años del pontificado del papa Francisco. No cabe duda de que sus palabras, gestos y decisiones, suponen un revulsivo a nuestro habitual sopor, nos sacan de nuestras seguridades, nos cuestionan y, tal vez, incluso nos inquietan. Estamos viviendo un pontificado profundamente renovador. Y la clave está en el Evangelio. Debemos pensar en lo que supuso la novedad cristiana para los criterios políticos y religiosos del judaísmo o del paganismo romano. Un soplo de aire fresco, una inyección de optimismo, la llegada de otra realidad, otro modo de ser y de existir: auténtico, coherente, verdadero. Tendemos a buscar seguridades. Pero nuestra única seguridad es el Señor Jesús, una persona viva a quien solo podemos conocer desde la relación, desde la experiencia. Y nos llama al seguimiento, entendido como identificación con él. Entonces nuestra vida cambia; se orienta hacia la felicidad que anhelamos. El referente del Papa, san Francisco de Asís, pedía a los cristianos vivir el Evangelio “sine glossa”, sin interpretación reduccionista, sin rebajarle exigencia y mordiente. Es el camino del amor verdadero, que siempre es radical. Cuando el papa habla de una Iglesia “en salida”, “hospital de campaña”, “pobre y para los pobres”; cuando se refiere a la centralidad de la misericordia porque “Dios perdona siempre” e invita a ir a las “periferias existenciales” para realizar la “revolución de la ternura”; cuando critica el “clericalismo”, la “autorreferencialidad” y el “involucionismo”; cuando rompe nuestros esquemas y nos molesta con lo que nos parecen ocurrencias que perturban la paz del orden establecido; tal vez no le comprendamos. Entonces debemos ponernos ante la lógica del Evangelio y, en actitud orante, abrirnos al Espíritu. Solo así podemos entender. Releamos la Gaudete et exsultate, esa hermosa exhortación apostólica sobre la llamada a la santidad en el mundo contemporáneo, del 19 de marzo de 2018. Podríamos hablar y comentar muchas cosas de estos diez años de Francisco, un papa muy consciente de su fragilidad, de su imperfección, de sus límites. Y que, por eso, siempre pide que recemos por él. Voy a sintetizarlos en tres imágenes, tres documentos y tres conceptos. Las tres imágenes: Su presentación al pueblo tras ser elegido. El 13 de marzo de 2013 el nuevo papa apareció en el balcón de San Pedro: con la sotana blanca, sin muceta, sin roquete, sin estola. Puso a toda la plaza a rezar, se inclinó para pedir la oración de todos por él, insistió en la fraternidad. Se iniciaba un nuevo camino con este papa jesuita, venido casi del fin del mundo (tras siglos de papas europeos: el último no europeo había sido el sirio Gregorio III, 731-741). El abrazo, la caricia, a un enfermo desfigurado. El 6 de noviembre de 2013 Francisco confortó a un enfermo de neurofibromatosis, lleno de tumores y espantosamente desfigurado. El propio enfermo declararía después: “no soy contagioso, pero él no lo sabía”. La oración para pedir el fin de la pandemia. El 27 de marzo de 2020, en una Plaza de San Pedro desierta y espectral. Todos estábamos en la misma barca, frágiles y desorientados. Y todos, juntos, mirábamos al Señor Jesús. "Agradezco de corazón al Señor el don de estos diez años de Pontificado, que nos recuerdan la centralidad de la misericordia, la apertura al Espíritu y el dinamismo evangelizador" Mons. Luis Marín OSA Los tres documentos Evangelii gaudium (24 de noviembre 2013), exhortación apostólica sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual. Es el documento programático, de obligada lectura para conocer las claves del pontificado. Laudato si’ (24 de mayo de 2015), carta encíclica sobre el cuidado de la casa común. Uno de los documentos de mayor impacto a nivel popular, incluso entre los no creyentes. Fratelli tutti (4 de octubre de 2020), carta encíclica sobre la fraternidad y la amistad social. Desarrolla los principios de compasión y solidaridad humana y abre nuevas y sugerentes perspectivas al diálogo interreligioso. Los tres conceptos Sinodalidad. Es la gran apuesta del pontificado de Francisco, retomando la realidad eclesial, ya presente de la Iglesia primitiva, y desarrollándola a la luz del Concilio Vaticano II. Sínodo (sýn-hodós: camino que se hace juntos, comunión en el camino) es parte de la realidad constitutiva de toda la Iglesia. Un proceso que refuerza la comunión con Cristo y con los hermanos y hermanas, abre a la participación y a la corresponsabilidad, e impulsa a la misión evangelizadora. Periferias. Tanto geográficas como, sobre todo, existenciales: los pobres social y espiritualmente, que se ven privados del amor. A estas periferias debemos acercarnos prioritariamente, porque son lugares teológicos. Así entendemos las opciones del Papa en los países que visita, la gente que recibe, incluso en la procedencia de los cardenales que crea. Reforma. Entendida desde los criterios del Evangelio, desde la centralidad de Cristo. La fuerza es enorme y supera costumbres, vence rutinas, enciende los corazones. La reforma en las estructuras es consecuencia de ello. Teniendo en cuenta los criterios de coherencia (ad intra) y de misión (ad extra). El Papa Francisco me nombró obispo y me encargó colaborar en el proceso sinodal en curso en la Iglesia. Le estoy muy agradecido por su confianza y procuro entregarme a esta tarea con todas mis fuerzas: desde la humildad, el entusiasmo y la disponibilidad. Hoy una vez más, como el día de mi ordenación episcopal, renuevo mi fidelidad y obediencia al papa Francisco, sucesor de Pedro. Rezo por él cada día. Y agradezco de corazón al Señor el don de estos diez años de Pontificado, que nos recuerdan la centralidad de la misericordia, la apertura al Espíritu y el dinamismo evangelizador.

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