Las monjas agustinas en el 188º Capítulo General de la Orden de San Agustín: “Es necesario que los jóvenes vean comunidades que rezan y que se aman”
- Sep 19
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Updated: Sep 22
La tarde del viernes 12 de septiembre las presidentes federales de tres de las cinco federaciones de agustinas contemplativas que existen en el mundo pudieron compartir con los hermanos capitulares el informe detallado de la singularidad de la vivencia del carisma y “el tesoro” de interioridad, como dijo el Papa León XIV, que custodian

Fue el Prior General saliente, el P. Alejandro Moral OSA, quien ofreció una visión general de las federaciones de monjas agustinas en la Orden, exponiendo su importancia y significado, como parte integrante de la familia agustiniana.
A continuación, presentó a las madres Mónica Gianfrancesco, de la Federación de Monjas de Italia; Laura Durán Domínguez, de la Federación Española de la Madre del Buen Consejo y San Alonso de Orozco y Prado González Heras, de la Federación de la Conversión de San Agustín. Cada una compartió la realidad de cada federación y de las otras federaciones cuyas presidentas no pudieron asistir.
Durante el encuentro, nuestras madres pudieron hablar de sus expectativas en relación a los frailes de la Orden de San Agustín. Contaron que se van contentas por todo lo que han podido compartir y conocer de la presencia de los agustinos en distintos lugares del mundo.
En contexto sinodal
“Ha sido muy bonito -señala la Madre Prado-. Una invitación por parte de los padres muy generosa. Hemos dado y compartido lo que somos”.
Por su parte, la madre Laura afirma que ha sido una ocasión de conocer experiencias desconocidas para ellas. “Lo que no se conoce no se ama. Nos llevamos esas experiencias y personas a la oración de cada día”.
Ambas remarcan que este espacio, esta asamblea, fue una oportunidad de hablar y poner en contexto el proceso sinodal que la Iglesia universal está viviendo. “Es muy importante contar con este clima de querer construir juntos, de conocernos”, señalan.
“Siempre nos han invitado a participar en sus reuniones como parte de la Orden, pero hasta ahora no de este modo. De las cinco federaciones que existen, hemos acudido tres y nos han llamado para hacernos partícipes de su realidad y también para pedirnos nuestra aportación, como un intercambio de dones, de preguntas, de conocimiento, de posibilidades…”

Su historia: Siempre antiguo, siempre nuevo
La participación de las tres hermanas en el Capítulo General viene marcada por su condición de presidentes de las federaciones, hecho, a su juicio, que consideran desconocidas en su funcionamiento, organización y modo de vida. “Me gustaría decir que son estructuras de comunión -enfatiza la madre Prado-. Tanto la madre Laura como yo estamos invitadas por nuestras hermanas a salvaguardar una unidad entre todos los monasterios, salvaguardar el carisma, acompañar, ayudar. No es un cargo de gobierno, sino de fraternidad”.
“Cada una de las tres tenemos una historia y una realidad distinta -añade la madre Laura-. La federación italiana tiene una tradición eremítica y monástica muy fuerte. Es una federación más antigua en el tiempo, como la nuestra. La federación de la madre Prado es más reciente y con una realidad distinta. Lo bonito es que los padres han podido ver la riqueza de la segunda orden, la frescura de una federación que comienza, el carisma de la italiana y el espíritu colaborativo de la nuestra federación, que tiene como centro el ayudarnos entre monasterios unas a otras”.
La Federación de Nuestra Señora del Buen Consejo y San Alonso de Orozco cuenta con 15 conventos, 14 en España y 1 en Panamá. En los últimos años han vivido experiencias preciosas de ayuda de monasterios con más vigor hacia otras comunidades que están más necesitadas: “Ha sido bonito que los hermanos lo vean así y poder hablar de este flujo carismático, donde siempre vence la vida”.
Les pedimos durante la conversación que mantenemos con ambas presidentes, sobre el encuentro con el Papa León XIV, porque ¿cómo se ayuda a una comunidad con un futuro incierto?, ¿cómo se acompaña esta situación con esperanza?. “Se ayuda con la generosidad, apoyando a las personas, o con nuevas posibilidades que están surgiendo en la Iglesia, como las afiliaciones. Hay comunidades que llegan a un punto que no pueden sostenerse solas, pero entonces una comunidad más fuerte las afilia y las apoya en esos momentos para ver si es posible que la comunidad salga así adelante”.

Una comunidad que reza y que vive la fraternidad
Durante la conversación con los padres capitulares se abordó la cuestión de las vocaciones en un contexto de repliegue como el actual. Esto, además de la crisis antropológica actual, conlleva que cueste plantear cuestiones que apunten a la trascendencia.
En este sentido, la madre Laura se muestra contundente: “Nosotros no somos quienes atraemos. Es Dios en nosotros. Es necesario que los jóvenes vean comunidades que rezan y que se aman. El mirad cómo se aman de los primeros cristianos sigue estando de actualidad. Porque al rezar ponemos a los jóvenes delante de Dios. Lo que tenemos que priorizar es, en primer lugar, el ponerles ante Dios y, en segundo lugar, mostrarles modelos de amor en comunidad. En nuestros apostolados la gente tiene que ver, no a una persona, sino a una comunidad que se pone ante el Señor, que reza, que le pone a Él en centro y al que se le ama. Esta es la clave”.
“No es un proyecto lo que construye la Iglesia -subraya la madre Prado- sino la vivencia del Evangelio. En el Evangelio de San Juan encontramos, Que todos sean uno para que el mundo crea, y para eso vivimos juntos en comunidad. Para tener una sola alma hacia Dios”.
Llamados a la vida contemplativa
En esta sesión del Capítulo General también hubo espacio para que las tres representantes de las federaciones de agustinas contemplativas formularan a los religiosos agustinos una petición particular.
“Hemos hecho mucho hincapié en que el espíritu religioso contemplativo es para todos -insiste la madre Prado-. No es un estatus para una parte de la Iglesia. Todos estamos llamados a esta vida contemplativa, donde somos capaces de contemplar el rostro de Dios. Hemos pedido que la vida interior y la vida de oración no se evite con un servicio exhaustivo”.
Ambas explican que la vida fraterna junto con la vida contemplativa es lo que sustenta cualquier servicio: “La vida contemplativa nos ayuda a ver el rostro del otro. Te abre los ojos, los oídos y eso te hace escuchar el grito de la humanidad y ver a la persona que necesita ser cuidada. Pero ellos también están llamados a eso”.
La madre Laura cuenta que han solicitado a los hermanos agustinos que participen de manera más activa en el acompañamiento de las religiosas desde una sana doctrina.
En este encuentro las voces de las agustinas contemplativas no sólo enriquecieron el discernimiento común, sino que recordaron a toda la Orden que la contemplación, la comunión fraterna y la escucha del Espíritu son el verdadero camino para caminar juntos y poder llevar a Dios a los jóvenes. Porque solo desde una vida enraizada en Dios y vivida en comunidad, la Iglesia