Day 2 Chronicle: 2 September 2025
Las actividades del 2 de septiembre comenzaron con una celebración eucarística presidida por el Prior General, P. Fray Alejandro Moral Antón OSA

Crónica, 02 de septiembre de 2025 (Martes)
Las actividades del 2 de septiembre comenzaron con una celebración eucarística presidida por el Prior General, P. Fray Alejandro Moral Antón OSA, quien, en su homilía, centró su reflexión en el pasaje evangélico de Lucas 4,31-37. En este texto, Jesús libera a un endemoniado. Quienes presenciaron la escena quedaron atónitos ante sus acciones y se preguntaron de dónde provenía tal poder y autoridad. A diferencia del poder del mal, que desintegra y divide, característico de la lógica del mundo, el poder de Jesús, con una nueva autoridad, congrega, une y libera. Es en este espíritu de autoridad que sirve y produce unidad, en la lógica del Reino de Dios, que debe guiarse el Capítulo General, que acaba de comenzar.
En la sesión matutina en el Augustinianum, Mons. Luis Marín de San Martín OSA, Subsecretario del Sínodo de los Obispos, nos ofreció una reflexión sobre el significado sinodal y agustiniano del Capítulo General, basada en el lema «Mira, hago nuevas todas las cosas» (Ap 21,5). En su introducción, destacó dos términos relevantes en el contexto eclesial contemporáneo: Krisis y Kairós. La vida religiosa debe manifestarse como profecía, respondiendo a la crisis con tres exigencias: coherencia, credibilidad y visibilidad. Como Agustinos, estamos invitados a acoger la experiencia vital y existencial de Agustín en el mundo actual, guiados no por una fuga mundi (escape del mundo), sino por salir al mundo para evangelizarlo. El Kairós de Dios nos ofrece dos dones que debemos aprovechar como oportunidades: la sinodalidad y el Papa agustiniano. La meditación siguió el siguiente camino: Luz, Color, Sabor y Reformatio. En el camino sinodal de la Iglesia, tras la proclamación de identidad del Papa León XIV: "¡Soy Agustino!", nosotros, a su vez, debemos proclamar con entusiasmo: "¡Somos Agustinos contigo!". Tras el Concilio Vaticano II, es necesario reafirmar la vocación bautismal común de todos, de la que brotan todos los ministerios y carismas: todos, todos, formamos parte del Pueblo de Dios. Por otra parte, el proceso sinodal no anula la realidad jerárquica de la Iglesia, pues la armonía creada por el Espíritu Santo no es uniformidad, sino comunión, que genera variedad y diversidad. La espiritualidad agustiniana aporta un sabor especial al camino sinodal, con su propio matiz de comunión, participación y misión, a partir de los matices de la mendicancia y la itinerancia. Finalmente, la Reformatio plantea ciertos retos a nivel cristológico, eclesiológico, evangelizador y estructural, siempre atentos a lo que la Iglesia nos pide hoy. Estamos en un tiempo de valentía, de entusiasmo y de sencillez, desafiados a abandonar las comodidades, todo lo que nos esclaviza, para superar la tentación de las trincheras, viviendo una catolicidad auténtica, que sea inclusiva.
Tras el descanso, nos reunimos en la Capilla Comunitaria para un momento de adoración eucarística, meditando sobre textos de la Escritura, San Agustín y otros textos del Magisterio, intercalados con himnos eucarísticos. Concluimos con la recitación de la Hora Intermedia y la Bendición del Santísimo Sacramento.
Por la tarde, como peregrinos de la esperanza, hicimos una breve peregrinación a la Basílica de San Pedro, donde tuvimos la oportunidad de orar, visitar la basílica y recibir el sacramento de la reconciliación, seguido de um tempo libre.