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  • Los viajes de San Agustín de Hipona

    San Agustín nace en Tagaste (en la actual Souk Ahras, al noroeste de Argelia) el 13 de noviembre del año 354 (IMAGEN 1). Su padre, Patricio, un modesto funcionario municipal, se sacrificó cuanto pudo para que su hijo pudiera estudiar. Tanto fue así que el joven Agustín, a los doce años, dejó Tagaste para ir a estudiar cursos de literatura y oratoria a la vecina localidad de Madaura, (IMAGEN 2) donde comenzó a despertarse en él el amor por las letras. Será también allí, durante su primer periplo estudiantil, donde conoció la pasión por el juego y la afición a los espectáculos frívolos. Dos años después, concluidos los estudios que podía cursar en Madaura, regresó a Tagaste, para partir de nuevo un año más tarde, en el 370, a Cartago, (IMAGEN 3) la segunda Roma. Será allí donde la personalidad del futuro santo, sensible y vitalista a partes iguales, se abrirá a la vida animada y exuberante de la gran urbe, sintiéndose irremediablemente atraído por el lujo y el ocio. En torno a él, bullía un ambiente de amores libertinos, de representaciones teatrales y de espectáculos varios que ofrecía la metrópolis africana. La etapa en Cartago marcará, de hecho, irremediablemente la vida de Agustín, no sólo por el nacimiento de su hijo Adeodato, en el año 371 ó 372, sino también por su adhesión a la secta maniquea, una de las etapas de su recorrido incansable tras la búsqueda de la verdad. En el 373 regresará a Tagaste, con un equipaje repleto de libros y de dudas. Tras un breve período en Tagaste y la posterior vuelta a Cartago, rompió definitivamente con los maniqueos y emprendió su viaje a Roma (IMAGEN 4), con la idea de hacer fortuna y consagrarse como maestro en el arte de la retórica. De la ciudad eterna, Agustín decidió emigrar a Milán (IMAGEN 5), donde se encontró con Ambrosio, cuyos sermones provocaron súbitamente en el santo una clara fascinación, tanto en su mente como en su corazón. Mientras tanto, a pesar de los esfuerzos y las lágrimas de Mónica, su madre, su lucha moral, espiritual e intelectual se mantenía en un estado continuo e imperturbable. No obstante, tras algunos años de combates y reticencias, a la edad de treinta y dos años, Agustín entregó definitivamente las armas en septiembre del año 386, abrazando la Fe de la Iglesia Católica, de la que se había alejado buscando la verdad y a la que volvía ahora tras reconocer que sólo ella la custodia y sólo ella es capaz de transmitirla. En aquel momento, abandonó definitivamente a los maniqueos para volver al catecumenado, preparándose para recibir el bautismo. En aquel mismo año, se trasladó a una casa de campo en Casiciaco (IMAGEN 6), donde junto a un grupo de amigos decidió formar una comunidad, retirados del bullicio de la ciudad, compartiendo pan, diálogo, oración y trabajo. Tan solo un año después, en la Vigilia Pascual del año 387, Agustín recibió el bautismo de manos de san Ambrosio junto a su hijo Adeodato. A finales de verano del mismo año, Agustín y su grupo se dispusieron a partir hacia África, pero una vez llegados a Ostia (IMAGEN 7) para embarcar, se lo impidieron algunas circunstancias surgidas por la situación política. Santa Mónica murió allí en agosto del 387. De vuelta a Tagaste, el santo se enfrentó a la muerte de su hijo Adeodato, convirtió su casa en una suerte de monasterio, en el que intentó iniciar un proyecto de vida en común junto a otros compañeros, y donde ponían en práctica las palabras del evangelio y de los hechos de los apóstoles. En el año 391, Agustín viajó a Hipona (IMAGEN 8) para entrevistarse con un funcionario público, y allí, por designación popular, permaneció al servicio del obispo Valerio, que le ordenaría sacerdote y le nombraría predicador. Allí, tras cuatro años al servicio del obispo y de los fieles, en el año 395, fue consagrado obispo coadjutor de Valerio, heredando la sede de Hipona al morir éste; allí vivió como un buen pastor, predicando incansablemente, y escribiendo cuando podía, hasta su muerte por fiebres en el año 430, tras una vida gastada radicalmente por Dios y por la Iglesia; y allí, siempre al lado de su rebaño, quizá echando la vista atrás, a sus aventuras, viajes y búsquedas incansables, terminaría quizá de descubrir aquello de que “viajan los hombres por admirar las alturas de los montes y las ingentes olas del mar, y las anchurosas corrientes de los ríos, y la inmensidad del océano, y el giro de los astros, y se olvidan de sí mismos” (Conf. 10, 8, 15) Paradójicamente, en contraposición a otros santos cuyos viajes apostólicos llenarían galerías infinitas de fotografías, haciendo de muchas guías de viaje comerciales meros panfletos publicitarios, san Agustín viajó poco una vez se encontró con Jesucristo. Quizá fue el anhelo de exprimir al máximo esa belleza siempre antigua y siempre nueva que tanto tardó en amar, esa belleza que tanto buscó por fuera, lanzándose sobre las cosas hermosas por Él creadas, lo que le hizo centrarse preferentemente en ella una vez reconoció que estaba dentro de él y que había gastado tantos años de su vida buscándola donde no la podía encontrar. Y es que, quizá, no fueron años perdidos aquellos años, sino más bien una preparación para volverse radicalmente a Dios, habiendo experimentado que ni las grandes ciudades del Imperio, ni su bullicio perenne, ni los amigos sin Cristo, ni el prestigio, ni los libros más elevados habían saciado esa sed infinita que ahogaba su corazón. Por eso, ciertamente, una vez encontró el tesoro del que habla el Evangelio, vendió todas sus posesiones para comprar ese campo (cf. Mt 13, 44-46) y dedicó su vida a ese Amor que tanto había buscado a tientas, sin necesidad de recorrer el mundo esperando encontrar algo más sublime. San Agustín escogió la parte buena que jamás le sería arrebatada y entregó su vida a Dios y a sus ovejas, permaneciendo en Hipona sus últimos treinta y nueve años de vida, desde su ordenación sacerdotal y posteriormente episcopal, hasta que cayó enfermo de fiebres y marchó definitivamente hacia la Patria celeste y al encuentro con el Amado en el año 430.

  • La primera escuela católica de Malta tiene sello agustino: 175 aniversario del College

    El 23 de octubre de 2023 se cumplió el 175 aniversario de la fundación del Colegio San Agustín, que comenzó como Escuela San Agustín en el convento Agustiniano de La Valeta en 1848. Este acontecimiento marca también el inicio de la primera escuela católica gratuita para niños malteses, que dio paso a una larga y enriquecedora historia de compromiso de la Iglesia y de la Orden con la educación. El P. Leslie Gatt OSA, Provincial de Malta, nos comparte su reciente publicación en The Sunday Times a propósito de esta fecha tan especial. La escuela que sobrevivió a los avatares del siglo XIX El informe de la Comisión Real de 1836 había mostrado claramente que uno de los grandes déficits de Malta era el de las oportunidades para la educación de los niños y, en pocos años, el gobierno inglés comenzó a abrir las primeras escuelas. Sensible a esta realidad, en 1847 el P. Gaetano Pace Forno O.S.A., que acababa de ser elegido Prior Provincial de la Provincia agustiniana maltesa -y que más tarde sería obispo de Malta- escribió al Prior General de la Orden en Roma y le comunicó su idea de invertir en una escuela gratuita para niños. El Prior General no tardó en aprobarla y expresó su satisfacción por esta maravillosa iniciativa social a la que calificó de grande y necesaria. La idea propuesta también fue debatida y aprobada por unanimidad en el Consejo Provincial el 31 de agosto de 1848. El que fuera Gobernador, Sir Richard More O'Ferrall, no tardó en dar su aprobación y expresar su gran satisfacción por tal proyecto educativo. El primer curso académico del Colegio San Agustín comenzó el 23 de octubre de 1848, con varios frailes asumiendo la misión de enseñar y colaborar en esta nueva realidad. A lo largo de los años el colegio siguió desarrollándose, pero tras casi 100 años de labor incansable e ininterrumpida, el estallido de la Segunda Guerra Mundial provocó el cierre de sus puertas el 15 de enero de 1941. Aunque formalmente cerrada, se dice que durante la guerra se siguió impartiendo clases en el convento. La escuela reabrió oficialmente sus puertas el 13 de octubre de 1948, celebrando, justamente, el centenario de su fundación. Por aquel entonces, el centro contaba con una estructura renovada de Escuela Secundaria Preparatoria y Escuela Secundaria, según lo propuesto por el Departamento de Educación para las Escuelas Secundarias. Y fue precisamente ahí cuando el colegio empezó a llamarse St Augustine's College. Diversos traslados para brindar la mejor educación posible El compromiso de dar una educación de buena calidad invirtiendo en los mejores recursos posibles, llevó en 1954 al traslado del Colegio a espacios más adecuados que la Provincia acababa de adquirir en Tarxien. Mientras tanto, en octubre de 1952 ya se había introducido una nueva clase para preparar a los aprendices para el astillero. De hecho, además de las dos clases preparatorias y de las clases secundarias, ahora existían las tan solicitadas clases de formación profesional, muy necesarias sobre todo ahora que el Colegio se encontraba en la zona de Cottonera. Aunque el Colegio de Tarxien contaba con espacios más nuevos, enseguida se empezó a sentir la necesidad de desarrollarse y crecer para atender a las demandas del alumnado, lo que llevaba parejo el poder contar con unas instalaciones aún mejores. Sería en 1965 cuando la Provincia Agustiniana destinaría sus recursos en la habilitación de un edificio nuevo y sus respectivos jardines en Pietà, donde se empezó a proyectar un espacio educativo para atender específicamente las necesidades de la época. Aunque el Colegio se trasladó a Pietà en 1966, inicialmente funcionó en las villas originales con sólo algunas pequeñas reformas. El nuevo edificio del colegio se inauguró el 1 de octubre de 1973 y el nuevo gimnasio dos años más tarde. En 2011, el St Augustine College abrió de nuevo su sector de Primaria. En 2013 se empezó a utilizar una antigua escuela pública en Marsa, y un año más tarde la Provincia suscribió un acuerdo de enfiteusis por el que las instalaciones se convirtieron en la Escuela Primaria del Colegio. Desde entonces, se inició un amplio proyecto de remodelación y en pocos años se transformó en el hermoso colegio que tenemos hoy. La inversión en los espacios y recursos necesarios nunca ha cesado, tanto en Pietà, donde se han realizado varias ampliaciones a lo largo de los años, como en Marsa. El College hoy Hoy, 175 años después de su fundación, el Colegio San Agustín está formado por dos escuelas, la Primaria en Marsa y la Secundaria en Pietà, y acoge a unos 800 alumnos y 170 empleados. A lo largo de los años, gran parte de la misión educativa se ha transmitido a un gran número de colaboradores laicos. Junto con el Rector, actualmente el P. David Cortis OSA, el Colegio cuenta con dos directores laicos en las respectivas escuelas y siete subdirectores. La Provincia agustiniana, junto con el equipo directivo, sigue manteniendo como prioridad una presencia significativa de un servicio pastoral dinámico y adecuado a las necesidades actuales. El compromiso continuo impulsa a la Provincia a seguir invirtiendo no sólo en instalaciones y recursos, sino sobre todo en construir una comunidad educativa que crea en el desarrollo de nuestros niños y adolescentes por medio de la mejor educación y el máximo aprovechamiento de sus capacidades. Esto se afirma en la Declaración de la Misión del Colegio cuando dice que: En un ambiente de amor y cuidado, cultivamos fuertes convicciones morales y espirituales y la excelencia académica de nuestros jóvenes.

  • St. Rita de Marylake: un centro para la esperanza de los más mayores en Canadá

    La Provincia Agustiniana de Nuestra Madre del Buen Consejo, que comprende comunidades y obras apostólicas en Canadá y el Medio Oeste de EE.UU., está trabajando con funcionarios del gobierno de Ontario en el desarrollo de un centro de cuidados de larga duración para su población de edad más avanzada. Este apasionante proyecto responde a una necesidad crítica en la zona. Según los datos ofrecidos por el centro, el municipio donde los agustinos trabajan con las personas mayores ha sido durante mucho tiempo una de las áreas más desatendidas de Ontario en cuanto a camas medicalizadas y especializadas, con sólo 36 unidades disponibles en la actualidad para atender a una población de 27.300 residentes. “Se trata de una de las ratios más bajas de camas por número de personas mayores de 85 años de la provincia y las licencias para estas camas expirarán en 2025”. Esto, de no remediarse con un nuevo espacio, significaría dejar en situación de vulnerabilidad a muchas personas que ya no cuentan con apoyos familiares y que requieren de un espacio de cariño, cuidado y atención. Mediante esta iniciativa, cuentan desde la misma Provincia, se espera responder a esta creciente demanda de asistencia sanitaria y espiritual con 160 nuevas camas para los ancianos de King Township, una vez se completen los nuevos módulos del St. Rita Centre en Marylake. También estarán disponibles servicios de atención médica especializados, que incluyen enfermeras practicantes en el lugar, una unidad de diálisis, un mejor manejo de enfermedades crónicas, programas de administración de medicamentos y atención a corto plazo, lo que reducirá la carga futura de los servicios médicos del municipio y mejorará el trabajo asistencial a la comunidad de King en general y para nuestros padres y hermanos de la Provincia en particular. Nuevas instalaciones a la vista Durante más de 70 años, los hermanos y sacerdotes de la Orden de San Agustín han sido los custodios de Marylake, dando la bienvenida a los visitantes y cuidando los cientos de acres que conforman el patrimonio natural de la zona. Esta nueva ampliación de la residencia St. Rita de Marylake Long-Term Care Home es “una oportunidad para proporcionar cuidados de larga duración, modernos y de calidad a los residentes y sus familias”. Ya se ha puesto la primera piedra y se espera que en 48 meses las nuevas instalaciones estén plenamente operativas.

  • P. Anthony Kanu, provincial de Nigeria: “África está dando un buen número de buenas vocaciones”

    La Provincia de Nigeria de la Orden de San Agustín ha ido adquiriendo con el transcurso de los años un papel preponderante en la labor de la Iglesia católica en África. Sus 20 escuelas repartidas por todo el país, su papel como mediador por la justicia y por la paz en una región azotada por el terror yihadista, sus seminarios llenos y sus frailes peinando todo el territorio, permiten ver de forma esperanzada el trabajo que los herederos de San Agustín están llevando a cabo en Nigeria. Con ocasión de la profesión de votos solemnes de dos de sus frailes en Valladolid, el P. Anthony Kanu atiende a la oficina de la Curia General desde Madrid. Padre, muchas gracias por atendernos en mitad de su agenda. ¿Cuál es la situación actual de la Provincia? ¿Cuántos frailes tenemos? ¿Cuáles son las diferentes realidades a las que, como Orden, estamos respondiendo en Nigeria? La Provincia de Nigeria es la única Provincia con la que la Orden cuenta en África, donde también hay otras circunscripciones, pero aún no con el status provincial. Tenemos 126 frailes profesos, de los cuales 124 son sacerdotes. Como Orden, hoy por hoy, nos enfrentamos con realidades muy diversas. En primer lugar, el apostolado parroquial, donde trabaja la mayor parte de nuestros hermanos, tratando de compartir la espiritualidad agustiniana con los laicos. Y esta espiritualidad que compartimos con ellos viene de nuestro carisma, que es una vida comunitaria, compartiendo nuestra vida unos con otros y apoyándonos mutuamente. Además de las parroquias, tenemos más de 20 escuelas de diferentes niveles, tanto de primaria como de secundaria y bachillerato, donde colaboramos un buen número de padres e intentamos instruir a los estudiantes mediante la pedagogía agustiniana. Dada la situación actual en nuestro país, especialmente en términos de seguridad, estamos introduciendo a nuestros estudiantes en el modelo de paz que nos propone nuestro padre San Agustín, buscando descubrir a Dios dentro de su corazón para luego poder compartirlo. Tratamos de descubrir a Dios, que es el Príncipe de la Paz, y luego tratamos de compartir esta paz con los demás. Y esto, necesariamente, empieza por uno mismo. Cuando descubrimos la paz dentro de nosotros mismos, entonces podemos compartirla con los demás. ¿Cómo es trabajar en un entorno tan hostil, acosado por el terror de Boko Haram y con tanta inestabilidad social? En este sentido, nuestra Provincia está comprometida con la justicia y la paz, tomándose muy en serio la Laudato Si en el sentido que nos señala el Papa Francisco a la hora de mejorar de forma integral el medio ambiente. Este es un enfoque muy agustiniano, y a través del Padre Emeka, hemos vertebrado en forma de ONG mucho de este trabajo. También, como mencionas, estamos trabajando y apoyando a personas que se han visto afectadas por el terrorismo. En este momento, por ejemplo, tenemos a una chica que fue detenida por Boko Haram y que ha sido liberada, de modo que estamos ayudándola a que vuelva a la escuela, porque estaba estudiando para ser enfermera, y pueda terminar su formación. Estamos comprometidos a diferentes niveles para ver cómo mejoramos la sociedad nigeriana. Concretamente en este tiempo, cuando se hace tanto hincapié en la división por etnias, la familia agustiniana está aportando la idea de “un solo corazón y una sola alma centrados en Dios” a pesar de las dificultades y los retos, por lo que estamos avanzando como país y como Provincia. Padre, ¿cuál diría usted que es el papel de la Iglesia católica en África y para todo el mundo? En este momento, ciertamente, África está siendo bendecida con muchas vocaciones y, sobre todo, con un buen número de buenas vocaciones, porque muchos de nuestros hermanos están llevando el mensaje del Evangelio a la gente a la manera africana, de una manera viva. Para nosotros, el Evangelio no es sólo el mensaje sino una forma de vida que intentamos vivir y transmitir y esto atrae a mucha gente. Así que en este momento en que África es bendecida con tantas vocaciones, lo que tratamos de hacer, especialmente en la Orden, es ver cómo respondemos a las necesidades de otras provincias repartidas por el mundo que tienen necesidad de hermanos para trabajar y vivir en sus comunidades. Y la Provincia de Nigeria, así como los vicariatos del Congo, de Tanzania y de Kenia han podido hacerlo. Aquí en España, por ejemplo, tenemos siete frailes trabajando; en Roma hay también siete hermanos, en el Reino Unido seis y quizá otro en camino, uno en Irlanda, otro en Polonia, otros en los Estados Unidos. Como puedes ver, tenemos muchos hermanos en diferentes lugares, y también en África mismo, en países como Sudáfrica, la República de Benin o Kenia, en la casa internacional. Así que estamos tratando de ver cómo proporcionamos ayuda a aquellas circunscripciones que están luchando con los números. El futuro pertenece a Dios y ese es el modo africano. Y tenemos muchas esperanzas de que, si elegimos lo mejor, las cosas cambien. Así que no estamos desanimados en África. Nos sostenemos en la fe de que el futuro de la Orden y el futuro de la Iglesia, incluso en Europa, será mejor, porque la Iglesia no nos pertenece a nosotros, sino también a Dios. Y Él es quien a fin de cuentas nos sostiene. Habló durante el desayuno informal que hemos tenido con el personal de la Provincia de San Juan de Sahagún sobre la importancia de la unidad en este momento. Como católicos, ¿de qué manera podemos trabajar en esa unidad, sabiendo que la singularidad de la Orden reside también en la autonomía de que cada circunscripción decida lo que necesita para su tarea apostólica? ¿Cómo podemos trabajar en estas dos direcciones de entender la unidad dentro de la Orden? Hay formas diferentes dentro de una misma realidad. Cada circunscripción necesita cierto grado de independencia para funcionar. Pero también, como Orden, pertenecemos a una familia y esto es muy fácil de entender cuando caminas con la mente de Cristo y te centras en lo que Cristo quiere para su Iglesia. Esto, ciertamente, te ayuda a establecer un equilibrio entre la independencia y la dependencia; una sana autonomía. Si permitimos que Cristo hable a nuestros corazones en estos momentos, se hace muy fácil comprender realmente en qué punto debemos encontrarnos. En África, por ejemplo, en este momento, nos estamos tomando más en serio nuestra Unión de Frailes Agustinos. Y por eso, tenemos a muchos hermanos trabajando y moviéndose en diferentes circunscripciones, ayudando así a que no se conviertan en circunscripciones cerradas caminando solas. Hemos comenzado con esto en África, pero tenemos a otros tantos hermanos en diferentes lugares, en otros continentes, trabajando en diferentes circunscripciones, por lo que esperamos que durante nuestra reunión del próximo año podamos explorar otros puntos de colaboración. Y a pesar del hecho de nuestra independencia como circunscripciones, también se puede ver que en varias circunscripciones están empezando a abrirse a otras opciones de colaboración. Ojalá fuera algo que ocurra de manera rápida y automática. En este sentido, la historia nos ha enseñado que todo el mundo se adapta, tarde o temprano, a la realidad. Esto puede ser difícil, pero hoy vemos que realmente estamos llegando a alguna parte. Muchas circunscripciones están empezando a abrirse, especialmente a los africanos, para trabajar con ellos en sus propias circunscripciones, por lo que creo que hay un progreso en este sentido. Volviendo a la Provincia de Nigeria, ¿cuánto tiempo lleva allí la Orden? La fundación fue en 2001. Pero antes, desde 1938, los agustinos irlandeses han estado en África. Han estado en Nigeria trabajando, y un buen número de diócesis en Nigeria nacieron como fruto del trabajo de estos hermanos. La diócesis de Yola, por ejemplo, nació gracias al trabajo de los agustinos irlandeses, así como la diócesis de Jalingo o la de McDougall. Y ahora tenemos una nueva diócesis, Wukari, también fruto del trabajo de los agustinos irlandeses, que comenzaron su labor ya en 1938. Y la última pregunta. Para usted, ¿qué es lo más importante, como sacerdote agustino, en este momento de la historia? ¿Cuál cree que debe ser nuestro papel en este contexto, como católicos y en relación con la iglesia, y al mismo tiempo con los laicos y con todos aquellos que no quieren saber nada acerca de la iglesia? ¿Cómo podemos difundir el Evangelio en este momento de la historia y qué podemos hacer para ayudar a la gente a acercarse a Dios? La orden agustiniana tiene un enorme patrimonio en términos de espiritualidad, pero hace falta una mayor comunicación de esta espiritualidad con el mundo. En este sentido, pienso que la mayor herencia que tenemos como agustinos es la de la comunidad, independientemente de quién seas o de dónde vengas. Eso es muy importante y no hace falta predicar sobre ello para que la gente lo vea. Es algo que se vive. Y encaja bien con la realidad histórica actual, en la que los jóvenes no están interesados en lo que ves, en lo que dices, sino que les interesa lo que ven en ti. Lo que más les atrae, en este sentido, es lo que ven y no lo que oyen. Y cuando el mensaje no concuerda con lo que ven, entonces eso deriva en una crisis de fe. Así que el mayor regalo que los agustinos pueden ofrecer al mundo en este momento es esa idea de comunidad, crear una verdadera comunidad. Y entonces, las personas llegarán a un punto en el que serán capaces de ver algo diferente en ti, aunque no sean cristianos o católicos. Empezarán a interesarse, porque todo el mundo quiere una comunidad en la que sentirse seguro y feliz. Y si el mundo, los jóvenes, descubren la seguridad y la alegría de Dios en la comunidad, o como sea que la llames, estarán felices también ellos de compartir la Buena Nueva. Tenemos que llegar a ese punto en el que entendamos la herencia que tenemos como agustinos, y estemos listos, ansiosos y celosos de compartir este mensaje con todo el mundo. Aquí en Europa, por ejemplo, estamos llegando a un punto en el que es necesario empezar a comprometerse. Necesitamos que la gente forme parte de esta comunidad y que también puedan ayudar a compartir esto en el contexto de la familia, en el contexto de sus lugares de trabajo. ¿Y qué pasa con los compromisos que tienen? Porque los laicos tienen más compromisos que nosotros como sacerdotes, ya que están plenamente en el mundo y entienden la dinámica del mundo. Tenemos que incorporarlos a esta forma de vida, a una comunidad, para que sean capaces de salir y llegar a los demás. Pero nosotros mismos tenemos la responsabilidad de apreciar la herencia que tenemos como agustinos. Y también necesitamos estar dispuestos a compartirlo. Y por último, necesitamos esperanza. No seamos pesimistas sobre el futuro por la sencilla razón de que nos hemos vuelto tan científicos que pensamos que podemos predecirlo. Nuestra fe nos dice que el futuro pertenece a Dios y que está en sus manos. Y si tenemos esperanza, Dios puede convertir la peor situación imaginada en la mejor posible.

  • El Pontificio Instituto Patrístico Augustinianum comienza un nuevo curso "al servicio de la Iglesia"

    Durante la primera semana de octubre tuvo lugar la apertura del año académico 2023-2024 del Patrístico. Se trata de una cita que, desde los primeros años de vida del Instituto, marca el paso de un curso al siguiente; “un acontecimiento sencillo”, señala el presidente del Pontificio Instituto, el P. Giuseppe Caruso, “al que están muy unidos todos aquellos que, desde distintas instancias, acuden al Augustinianum”. La sesión se inauguró con la lectura de un saludo enviado para la ocasión por monseñor Alfonso Amarante, nuevo Rector de la Pontificia Universidad Lateranense, en la que el Instituto se inserta como centro de alta especialización. En esta ocasión, monseñor Amarante no pudo estar presente en el acto porque en ese mismo momento estaba siendo consagrado obispo en la Basílica de San Juan de Letrán. En cualquier caso, tuvo ocasión de enviar un hermoso y cercano mensaje a los cerca de 100 asistentes al evento. Inmediatamente después, el presidente del Pontificio Instituto Patrístico Augustinianum, el P. Giuseppe Caruso, leyó el informe sobre el año académico precedente (2022-2023). “Una estadística aparentemente hecha de números estériles, detrás de la cual, sin embargo, se esconde el trabajo de todos aquellos -estudiantes, profesores y trabajadores- que permiten al Instituto llevar a cabo su misión al servicio de la Iglesia y del mundo”, declaró el P. Giuseppe. 19 nuevos inscritos El 18 de octubre, festividad de San Lucas, tuvo lugar la Misa inaugural de este nuevo curso académico en el Patrístico, en la que se proclamó el pasaje del envío de Jesús a los 72 discípulos. En la capilla de Santa Mónica, ubicada junto al Augustinianum, se rubricaba así el arranque de este curso con la “invitación a acoger el mensaje del Evangelio y transmitirlo con fidelidad, al igual que hicieron los Padres de la Iglesia, quienes nos ayudan a recibir con frescura la Buena Nueva”, tal y como recordó el hermano Edivaldo Rossi Goncalves, estudiante brasileño del Segundo año de doctorado durante la celebración. El Instituto cuenta para este nuevo curso académico con 19 nuevos inscritos entre los 50 alumnos repartidos en los cursos de licenciatura de primer y segundo año. En el año propedéutico, el Patrístico cuenta con 16 estudiantes y con 4 para los cursos de doctorado.

  • Finaliza el Congreso Internacional del Instituto Histórico Agustiniano

    Del 16 al 21 de octubre se celebró en Roma un importante congreso internacional de estudios históricos agustinianos. El evento, organizado por el Institutum Historicum Augustinianum, atrajo a varios estudiosos de historia e investigadores de hagiografía del mundo agustiniano para examinar y debatir el tema: Hagiografía agustiniana: historia, devoción y política hagiográfica en la Orden de San Agustín. El Institutum Historicum Augustinianum, organismo creado en el seno de la Orden de San Agustín en 1969, tiene entre sus actividades la organización trienal de este tipo de congresos, facilitando el encuentro y la puesta en común de la investigación histórica agustiniana tanto de religiosos como de laicos. Durante los trabajos, los participantes también tuvieron la oportunidad de presentar sus publicaciones más recientes y diversas iniciativas culturales. El congreso fue inaugurado por el Prior General de la Orden, P. Alejandro Moral Antón, quien insistió en la importancia de la investigación histórica para la promoción de la identidad y misión de la Orden. El Presidente del Instituto, P. Isaac González OSA, dio paso a las conferencias, invitando a los participantes a ilustrar la santidad del pasado con un lenguaje comprensible para nuestro tiempo. Con un total de veinte ponencias repartidas a lo largo del congreso, los participantes, tanto religiosos como laicos, tuvieron la oportunidad de profundizar en las complejas facetas del tema elegido y de debatir abiertamente numerosos temas relacionados con el intrincado mundo de la hagiografía agustiniana. El congreso ofreció una perspectiva interdisciplinar tanto de los diversos fenómenos hagiográficos que se han desarrollado a lo largo de la historia de la Orden, como del análisis de casos particulares que ilustran mejor las opciones políticas tomadas en diferentes épocas para la promoción de la santidad agustiniana. Además de las conferencias, fueron muy fructíferos los diversos momentos que permitieron a los participantes compartir ideas y perspectivas, promoviendo el diálogo y la colaboración entre estudiosos de diferentes tradiciones académicas y procedencias geográficas como Italia, España, Malta, Bélgica, Brasil, México, Chile, Colombia, Bolivia, Filipinas, Irlanda y Estados Unidos de América. El éxito del Congreso Internacional sobre la historia hagiográfica de la Orden Ermitaña ha mostrado la importancia de seguir explorando y comprendiendo este legado, fomentando una lectura crítica de las fuentes para una mejor comprensión, en vista de las necesidades actuales, así como de mantener viva la investigación académica sobre la tradición de la Orden.

  • Primera Visita General a la Provincia San Juan de Sahagún

    El día 1 de octubre, el P. Javier Pérez Barba, asistente general para el sur de Europa, comenzó la visita de renovación a las comunidades que la Provincia de San Juan de Sahagún posee en la península Ibérica, delegado por el Prior General a tenor del número 461 de las Constituciones Según cuenta el propio P. Javier a la Oficina de Comunicación de la Curia, “he creído conveniente, en diálogo con el Prior Provincial, el P. Domingo Amigo, dividir la visita en tres etapas sucesivas, dado el elevado número de comunidades”. De hecho, con el mes de octubre ha finalizado también la primera fase de esta visita, que se ha centrado en las comunidades del norte de España, incluida la comunidad autónoma de Castilla y León, junto a las tres que la Provincia tiene en el Levante español. Está previsto que la segunda etapa abarque las comunidades del sur de España, las islas Baleares y Canarias, las dos comunidades de Portugal y alguna más de la zona centro peninsular. Por último, ya en el mes de enero tendrá lugar, Dios mediante, la visita del resto de comunidades situadas en la provincia de Madrid. “En esta suerte de peregrinación -comenta el asistente general- en la que trato de mostrar la solicitud y cercanía del Prior General hacia las comunidades que visito, he tenido hasta el momento la extraordinaria oportunidad de conocer y hablar con los hermanos de Barcelona-Badalona, Zaragoza, Calahorra, La Vid, Loiu, Bilbao, Santander, León, Valladolid, Salamanca, Alicante, Valencia y Castellón. Lo fundamental de la visita consiste precisamente en el diálogo con los hermanos”. Se trata de la primera visita general de renovación a la recientemente creada Provincia de San Juan de Sahagún, resultante de la unión de las cuatro provincias españolas precedentes, que en julio de 2024 celebrará su segundo capítulo provincial ordinario. Así, además de intentar promover el bien de cada comunidad y de cada uno de los hermanos (CC 278), esta visita de renovación “permite apreciar parcialmente el camino recorrido hasta el día de hoy por la nueva Provincia, con los grandes logros ya conseguidos y también con sus dificultades y desafíos por acometer”. “El enorme cariño y alegría” visitando a las hermanas agustinas En su periplo por la geografía española, el P. Javier no ha querido perder la oportunidad de visitar y saludar a las hermanas agustinas de vida contemplativa que viven en monasterios cercanos a los lugares visitados. Las comunidades de Zaragoza, Logroño, Bilbao, Valladolid, Orihuela, San Mateo y Ulldecona lo han recibido “como se recibe a un hermano, con enorme cariño y alegría”. Al término de esta primera etapa, el P. Javier ha querido expresar su agradecimiento por la hospitalidad y las atenciones recibidas por parte de los hermanos y espera que esta visita de renovación sirva de estímulo para fomentar los distintos aspectos de la vida religiosa y apostólica (CC 278) de modo que, “tal y como estamos rezando estos días en todas nuestras comunidades con motivo del sínodo que se celebra en Roma, sintiéndonos insatisfechos siempre de lo que somos, alcancemos lo que esperamos” (Serm. 169, 18).

  • Nuestra Sra. de Gracia de Colombia: una Provincia joven y en crecimiento

    Del 2 al 21 de octubre de 2023, el Asistente General para América Latina, P. Alexander Lam, realizó la Visita General de Renovación a la Provincia de Nuestra Señora de Gracia de Colombia Durante los casi veinte días que duró la visita, el P. Lam pudo encontrarse con las comunidades locales, compartiendo momentos con los hermanos de la Provincia y conociendo de primera mano las diferentes obras pastorales, educativas, formativas y misioneras que se llevan a cabo en el territorio. En palabras del Asistente General, fueron días en los que poder conocer de cerca los frutos de una Provincia “ya consolidada y en pleno proceso de expansión”. En este sentido, resaltaba el padre Lam lo que a su modo de ver eran las dos manifestaciones principales del crecimiento de la provincia: la Universidad y la misión en Mocoa. Unicervantes y la misión en Mocoa, dos caras de una Provincia en pleno crecimiento En lo que respecta a la Universidad, tras varios años de mucho esfuerzo y trabajo por parte de los hermanos y laicos, se ha logrado una estabilidad académica y económica, logrando un verdadero crecimiento que se manifiesta en la incorporación, cada año, de nuevas carreras. Es, por tanto, en palabras del Asistente General, “una reconfortante alegría” fruto del buen hacer de todos los agentes implicados. Actualmente, la Unicervantes cuenta con dos sedes: Bogotá y Mocoa. A raíz del volumen de solicitudes y del éxito formativo del centro universitario se está valorando abrir un tercer centro que permita acoger a un mayor número de estudiantes. La misión en Mocoa, por su parte, es otra de las obras reseñables de la Provincia de Nuestra Señora de Gracia. Fundada hace seis años en la región meridional del Putumayo, en la selva Amazónica, es una parroquia grande que tiene parte en la ciudad de Mocoa y también en los resguardos indígenas de etnia inga, a más de dos horas en carro. Como nos comentaba el P. Lam, es una “misión frágil, por el número de clero y la extensión de la diócesis”, pero al mismo tiempo es “la respuesta a la llamada de la Iglesia de atender las zonas amazónicas”. Nuevos retos que requieren nuevos esfuerzos Al tratarse de una Provincia bien consolidada a nivel práctico y logístico, los esfuerzos están orientados a una mayor centralización económica, que va perfeccionándose con el fin de mejorar la gestión de las distintas obras que atienden los hermanos en el terreno. Es, como nos decía el asistente general, una “nueva exigencia en la que todos están dando lo mejor de sí para sacar adelante este proyecto”. Por otro lado, se está trabajando en un plan formativo específico tanto para las vocaciones como para los jóvenes que cursan en los centros educativos de la Provincia de Colombia. “Se abre una nueva etapa que requiere nuevos esfuerzos por parte de todos”. “Es una tarea que los hermanos agustinos están secundando con entusiasmo”.

  • Santa Magdalena de Nagasaki: un ejemplo de fe en tiempos de persecución

    Nació cerca de Nagasaki, Japón, en 1611. Hija de cristianos martirizados por su fe cuando Magdalena era tan solo una niña, se consagró a Dios guiada por los beatos Francisco de Jesús y Vicente de San Antonio, agustinos recoletos, quienes la recibieron en la Orden como terciaria. Su llegada al mundo coincidió con el recrudecimiento de las persecuciones hacia los cristianos en tierras niponas. Catorce años antes tendría lugar la brutal tortura, crucifixión y quema de 26 cristianos, entre los que se encontraba San Pablo Miki. Fueron años oscuros donde la élite gobernante japonesa puso su foco en los kakure kirishitan (cristianos ocultos) con el fin de erradicar la fe católica de sus tierras. Tras el martirio de sus guías espirituales, se retiró a los montes, desde donde ayudaba e instruía a las comunidades cristianas bajo amenaza. Sería en septiembre de 1634, con ánimo de sostener la fe vacilante de muchos hermanos suyos ante los tormentos de la cruel persecución, se entregó voluntariamente a los jueces, proclamándose cristiana. Iba vestida con el hábito de terciaria agustina y llevaba libros piadosos para poder meditar en la cárcel. Fue cruelmente torturada, pero permaneció firme en su fe. Murió tras trece días suspendida por los pies de una horca que se alzaba sobre una fosa, casi herméticamente cerrada, hasta que se ahogó con el agua que iba creciendo en el interior del agujero. Tenía 23 años. Santa Magdalena de Nagasaki, virgen y mártir, fue beatificada en 1981 y canonizada por San Juan Pablo II el 18 de octubre de 1987.

  • Inteligencia Artificial y sinodalidad: conversamos con monseñor Cadenas tras el curso de obispos

    A lo largo de la segunda semana del mes de septiembre tuvo lugar, en el Colegio San Pablo de Roma, el curso de formación para los nuevos prelados en territorios de misión Organizado por el Dicasterio para los Obispos, en colaboración con el Dicasterio para la Evangelización, 125 obispos provenientes de Asia y África -salvo tres prelados venidos de Hispanoamérica-, pudieron abordar durante estas jornadas temáticas muy diversas. A saber: desde los desafíos de la Inteligencia Artificial en el reto evangelizador hasta el ministerio del obispo en el contexto del camino de la Iglesia en el mundo; pasando por asuntos de actualidad como “el gobierno pastoral de los obispos en una Iglesia sinodal”, “el servicio al Pueblo de Dios”, “la Comunión católica con todas las Iglesias” o “la identidad sinodal del obispo en una Iglesia sinodal”. En palabras de monseñor Miguel Ángel Cadenas Cardo OSA, vicario apostólico de Iquitos, quien desde mayo de 2021 está encargado de pastorear este territorio eclesiástico en la selva amazónica, “fue una profunda experiencia de catolicidad”. El cambio de “dinámicas” “Hemos podido apreciar cómo la Iglesia está organizándose para llegar a territorios donde antes era más complicado estar”, apunta el padre Miguel Ángel. “Lo que veo es una implantación cada vez más fuerte de la Iglesia, sobre todo en África y en Asia, con un gran crecimiento de católicos, lo que significa un escenario completamente distinto. Creo que en las próximas décadas la Iglesia de estos territorios va a ser mucho más fuerte que la Iglesia europea, y eso, necesariamente, va a cambiar ciertas dinámicas”. Acompañado por Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para las Comunicaciones Sociales, el P. Miguel Ángel compartió con la oficina de comunicación de la Curia General las preocupaciones y oportunidades de la Inteligencia Artificial, cuya irrupción en los últimos años está resultando decisiva en ámbitos como las telecomunicaciones, la educación o la política. “Recuerdo que un obispo africano le planteó algo al Prefecto que me resultó muy interesante. Venía a decir: `Bueno, nosotros vivimos situaciones dramáticas y para nosotros es más importante atender al sufrimiento que a la inteligencia artificial´. Y su contestación fue: `No se puede negar eso. Pero la inteligencia artificial sigue afectando a aquellos territorios que incluso no tienen todavía cobertura de teléfono”. “Honestamente - prosigue el P. Cárdenas- creo que este es un gran desafío para la Iglesia. Y desde luego me impacta la claridad con que están abordando este tema, porque incluso Francisco ya ha anunciado que la Jornada Mundial de la Paz del 1 de enero del 24 será precisamente sobre el tema de la IA”. Sobre el camino hacia el Sínodo Al ser preguntado sobre uno de los temas candentes en la vida de la Iglesia -las vocaciones-, el P. Miguel Ángel nos contó que en este último curso de obispos organizado por la Santa Sede, se pudieron constatar los intentos “de implementar un nuevo diálogo, buscando formas de colaborar”, ante “el desplome” del número de aquellos que dicen sí al Señor. “En los últimos diez años, en América Latina, han bajado de golpe. Creo que un tema de fondo que debemos plantearnos es no sólo cuántas vocaciones tenemos, sino para qué tipo de iglesia. No es simplemente `vamos a tener sacerdotes´ sino que necesitamos sacerdotes para una Iglesia sinodal”. Precisamente a propósito del Sínodo de los Obispos que en apenas unos días dará su pistoletazo de salida, el vicario apostólico de Iquitos nos recuerda las palabras de San Juan de Crisóstomo cuando decía que “Iglesia y Sínodo eran, prácticamente, sinónimos”. “Creo que debemos seguir avanzando en esta línea que ha marcado el Papa Francisco”, asegura el P. Miguel Ángel. Sin embargo, nos apunta este agustino que “tiene la sensación de que una gran parte del pueblo de Dios no se siente representado en este tema de la sinodalidad, lo que supone una gran cuestión”. “De este Sínodo lo que espero es que podamos conversar todos en la Iglesia, que podamos llegar a algunos acuerdos mínimos pero, sobre todo, espero que sea la posibilidad para seguir profundizando, porque un sínodo no es simplemente un evento que está ahí, sino que es un proceso. Ojalá sirva para que la Iglesia entre en este espacio sinodal (y esto significa poner en práctica la participación en la Iglesia), en la subsidiaridad y en todos los demás principios que son fundamentales en la vida de la Iglesia”. El trabajo de la Orden en Iquitos A propósito de su nueva tarea encomendada por el Santo Padre para el Amazonas peruano y su evangelización, el P. Miguel Ángel nos narra cómo la Orden de San Agustín lleva “120 años haciendo posible que se genere una iglesia local”. En este sentido, nos cuenta el vicario apostólico, “la Orden ha sido muy generosa con la iglesia diocesana pues todas las parroquias que hay y todas las infraestructuras existentes, como los colegios parroquiales, edificados por los agustinos, han pasado a manos del Vicariato, aunque todavía los agustinos siguen llevando algunos templos”. Hecho, según nos cuenta el P. Miguel Ángel, que irá cambiando poco a poco en favor de la gestión y administración de los sacerdotes diocesanos. “Lo que hay que hacer es sacar adelante esa iglesia local, y para eso es muy importante no centrarnos exclusivamente en los religiosos y en los sacerdotes, sino preparar laicos que puedan llevar adelante la evangelización, que es algo que hemos hecho siempre los agustinos, al menos desde el Concilio Vaticano II. Necesitamos seguir apostando por laicos que estén bien formados para que puedan llevar adelante las comunidades cristianas”. Misión, trato y comprensión de la realidad de los pueblos indígenas y los contratiempos a los que se enfrentan -como el extractivismo-, visitar las parroquias y a los fieles, erradicar y atender los casos de abusos, atender a los más vulnerables… Tareas todas ellas que ocupan el día a día de monseñor Cárdenas en su trabajo como obispo agustino en un lugar “altamente conflictivo”. “No podemos perder la mirada de sabernos en un territorio de misión donde tenemos que proclamar la Buena Nueva. El conflicto forma parte de la vida diaria, por lo que no nos es ajeno. Entonces, la labor que nos toca, es anunciar a Jesucristo en medio de esos conflictos. Es difícil, delicado y ojalá podamos acertar”.

  • La parroquia agustiniana greco-católica de Polonia celebra su 65 aniversario volcada con Ucrania

    La parroquia de la Dormición de la Bienaventurada Virgen María en Katowice, Polonia, donde el padre Szymon Jankowski OSA lleva 20 años trabajando como párroco y decano, atendiendo principalmente a ucranianos de rito oriental, celebró su aniversario el pasado 2 de septiembre. La misa fue presidida por Włodzimierz Juszczak, obispo de Wrocław- Koszalin La historia moderna de los greco-católicos en la Alta Silesia (Polonia) comienza en los años veinte y treinta del pasado siglo, cuando tras varios años de dramáticos enfrentamientos en la frontera polaco-alemana, parte de este distrito fue concedido a Polonia. Es difícil dilucidar con exactitud en qué momento aparecieron los primeros greco-católicos en la Alta Silesia, pero es muy probable que el desarrollo intensivo de la actual Katowice y las ciudades adyacentes, facilitado por una red ferroviaria bastante desarrollada a principios del siglo XX y el descubrimiento de nuevos recursos fósiles, principalmente hulla y otros minerales, animase a los jóvenes de las zonas más pobres del este de Polonia (donde había más presencia de greco católicos) a acudir a este lugar próspero y lleno de potencial, formando una gran comunidad, que con el tiempo se establecería en la región. Asimismo, durante la segunda guerra mundial y la posterior ocupación soviética, fueron muchos los ucranianos que fueron reubicados en aquella zona, muchos de ellos como mano de obra, otros tantos como parte del proceso de reasentamiento soviético en su territorio unificado. Así, con la Operación Vístula de 1947, tuvo lugar una afluencia de greco-católicos reasentados a la fuerza en Silesia, por lo que el obispo de Cracovia vio la necesidad de crear una parroquia para esta comunidad en Katowice. De este modo, en la Navidad de 1958, se inauguró la primera parroquia greco-católica en la ciudad; pese a no tener un lugar fijo, muchos párrocos cedían espacios de sus parroquias que utilizaban para sus liturgias y reuniones. La entrada del nuevo siglo trajo consigo la llegada de muchos temporeros que se convirtieron en residentes permanentes de la Alta Silesia y asistían cada vez en mayor número a los oficios dominicales de la liturgia greco católica. Justo antes del estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania, el número de feligreses aumentó a más de 80 personas en la liturgia dominical, mientras que una vez iniciada la guerra, acuden regularmente de 130 a 180 fieles. El mayor número se registra durante las grandes fiestas: unas 500 personas acuden en Navidad y más de 800 en Pascua. Muchos de los fieles que asisten son ortodoxos, pero debido a la lengua y lugar de procedencia, se sienten más seguros en nuestra comunidad que en la iglesia ortodoxa de Sosnowiec, cercana a Katowice. La guerra y la actualidad de la comunidad Un momento de vital importancia para la comunidad fue, de hecho, el estallido de la guerra. El padre Szymon Piotr Jankowski OSA, quien lleva dos décadas sobre el terreno, cuenta a la Oficina de Comunicación de la Curia General la situación. “Nos situamos inmediatamente en primera línea. Hasta el día de hoy, los feligreses recaudan fondos mensualmente para ayudar en el conflicto, principalmente para financiar asistencia de tipo médico (por ejemplo, varios coches para transportar a los soldados heridos, vendas, sacos de dormir, productos de limpieza, toda la protección necesaria, etc.) Asimismo, los feligreses rezan cada eucaristía dominical por el alma y los familiares de los difuntos y por la paz en el país”. Finalmente, cabe señalar que, desde 2017, la parroquia greco-católica de Katowice es también la sede del nuevo decanato de la Eparquía de Wrocław-Koszalin de la Iglesia greco-católica de Polonia, siendo el deán el actual párroco, el padre Szymon. “Ciertamente, la creación de dicho decanato es también una forma de reconocimiento hacia los fieles de esta parroquia que, durante casi cien años, han sido capaces de mantener y cultivar eficazmente su fe, sus tradiciones nacionales, su lengua y su liturgia, creando un grupo muy bien coordinado a pesar de los cambios de los tiempos, las personas y las condiciones externas”, asegura el padre Szymon.

  • Breve historia de los mártires agustinos en Japón

    El P. Thomas Masaki Imada y el P. Futoshi Matsho relatan la historia de los agustinos que dieron la vida por Cristo durante la evangelización del siglo XVII. Hoy, 28 de septiembre, la Orden conmemora a estos mártires En 2008, el beato Tomás Kintsuba de San Agustín y otros 187 mártires, fueron elevados a los altares. Desde entonces, cada año, la delegación de Japón, junto a toda la Orden, recuerda a sus mártires y su historia. Cabe recordar que las misiones agustinianas en territorio nipón comenzaron en 1602 con la llegada de dos frailes españoles procedentes de Manila. Sería el padre Hernando Ayala el primero en fijar su mirada en Nagasaki, el principal puerto del país por aquel entonces para el comercio con Portugal, España y China. Allí se asentaría la primera comunidad católica del país donde más de la mitad de sus cuarenta mil habitantes abrazaron la fe de Cristo. Viendo el dinamismo y actividad de la ciudad, el P. Hernando, con buen criterio, consideró a Nagasaki el lugar idóneo para establecer la misión agustina. Asumiendo rápidamente la cultura y lengua local, el P. Hernando era capaz de predicar sin intérprete. Tras trabajar en Bungo y Hyuga (actualmente Oita y Miyazaki) durante unos años, se trasladó definitivamente a Nagasaki, donde construyó una iglesia y un monasterio en 1612. Sin embargo, el edificio de la iglesia fue demolido poco después de que el shogun -militar y terrateniente japonés- de la localidad promulgase la prohibición total del cristianismo en 1614. Fue entonces cuando comenzó la dura persecución contra los cristianos, haciendo del P. Hernando el primer mártir agustino de Japón. Durante los primeros años de la persecución se escondió, pero viendo que los fieles a los que servía iban siendo martirizados, decidió salir de su refugio y, en consecuencia, capturado y decapitado en una isla llamada Takashima, cerca de Togitsu, al norte de Nagasaki, el 1 de junio de 1617. En 1637 el P. Tomás, "Kintsuba", Jihyoe de San Agustín y el P. Miguel de San José, ambos japoneses y los últimos agustinos en Japón, fueron martirizados en la colina de Nishizaka. Entre 1617 y 1637 fueron martirizados varios agustinos, agustinos terciarios y muchos otros hombres y mujeres cercanos a los agustinos. Algunos fueron beatificados y canonizados, como Santa Magdalena de Nagasaki, que era terciaria, el beato Hermano Juan Shozaburo, los oblatos Miguel Kiuchi Tayemon, Pedro Kuhieye, Tomás Terai Kahioye, los terciarios Mancio Scisayemon y Lorenzo Hachizo, el P. Pedro Zúñiga, el P. Tomás Terai Kahioye, P. Bartolomé Gutiérrez, P. Vicente de San Antonio Simoens, P. Francisco de Jesús Terrero, P. Martín de San Nicolás Lumbreras y P. Melchor de San Agustín Sánchez. Hoy en día, los católicos siguen siendo una minoría en el país asiático y, sin embargo, mantienen viva la llama de la historia y el legado de aquellos que supieron proclamar el Evangelio en medio de las adversidades.

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