Tiempo de conversión y de habitar la interioridad. Mensaje del Prior General para esta Cuaresma de 2025
- P .Alejandro Moral Antón OSA
- 20 mar
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 21 mar
Reproducimos íntegramente el mensaje que el Prior General de la Orden de San Agustín ha querido compartir a propósito de este tiempo de conversión

Queridos hermanos y hermanas:
Ya han pasado dos semanas desde que el signo penitencial de la ceniza cubrió parte de nuestra cabeza. Ese miércoles de Ceniza, como todos los años, iniciamos la peregrinación de la Cuaresma, que concluye con el triunfo pascual de Cristo, el Señor de la vida.
La Iglesia, Madre y Maestra, nos invita a preparar nuestros corazones y abrirnos a la gracia de Dios, con humildad y sencillez, reconociendo que somos pecadores y que realmente sin la misericordia de Dios, expresada en la vida, muerte y resurrección de su Hijo, ninguno de nosotros podríamos vivir en la esperanza que con el triunfo pascual de Cristo, sobre el pecado y la muerte, hemos recibido.
En su discurso, El Santo Padre, por quien estamos elevando cada día nuestras plegarias a Dios, nos ofrecía algunas reflexiones, especialmente sobre lo que significa caminar juntos en la esperanza y nos invitaba a descubrir las llamadas a la conversión que la misericordia de Dios nos dirige a todos, de manera personal y comunitaria. También nos recordaba en el segundo punto de su reflexión, la necesidad de compartirlo con quienes somos miembros de la Iglesia, sinodalmente.
Os escribo desde Nigeria, donde estoy con el consejero general P. Edward Daleng y con nuestros hermanos agustinos, compartiendo con ellos la fraternidad y la fe de los creyentes en la Eucaristía y en la vida de cada día. El encuentro con quienes se acercan a la escucha de la Palabra y a la celebración del Sacramento me ha ayudado a meditar lo que el Papa nos decía al hablar sobre lo que significa “caminar”, “ser peregrinos de esperanza”. Me gustaría que este tiempo de Cuaresma fuese especial para nosotros en este primer punto de los tres que el Santo Padre nos propone como reflexión.
Escribía el Obispo de Roma: caminar “evoca el largo viaje del pueblo de Israel hacia la tierra prometida,... y nos indicaba que no podemos recordar el éxodo bíblico sin pensar en tantos hermanos y hermanas que hoy huyen de situaciones de miseria y de violencia, buscando una vida mejor para ellos y sus seres queridos”.
Deseo que esta Cuaresma, que es un tiempo para entrar en nosotros y trabajar la interioridad, nos ayude a sensibilizarnos con el otro: con los que sufren la guerra, la violencia y el racismo, con los abandonados, con los que no tienen nada para comer, con los enfermos, con los que viven solos, con los que lloran, con los encarcelados, con los que son rechazados y humillados... Que realmente este tiempo nos ayude a entrar en la realidad de los seres humanos que nos rodean y que nos lleve a preguntarnos, como subrayaba el Papa Francisco: ¿cómo me dejo interpelar por esta condición? ¿Estoy realmente en camino o un poco paralizado, estático, con miedo y falta de esperanza; o satisfecho en mi zona de confort? ¿Busco caminos de liberación de las situaciones de pecado y falta de dignidad? Sería un buen ejercicio cuaresmal confrontarse con la realidad concreta de algún inmigrante o peregrino, dejando que nos interpele, para descubrir lo que Dios nos pide, para ser mejores caminantes hacia la casa del Padre.
Este es un buen “examen” para el viandante.
Que la esperanza de encontrarnos con el Señor resucitado, nos guíe y ayude a vivir un tiempo cuaresmal de diálogo y encuentro con los hermanos, especialmente con los más pobres y necesitados, también entre nosotros, en nuestras comunidades. Que podamos sentir la necesidad de ser salvados de nuestras miserias y pecados. Qué nos ayudemos mutuamente en el camino y qué abramos nuestro corazón a la compasión de tal modo que podamos llevar a cabo lo que nos pide Jesús “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo”, sabiendo que Él por su compasión nos ha abierto las puertas del gozo eterno. Esta es nuestra esperanza.
Que la Virgen María, Madre de la Esperanza, interceda por nosotros y nos acompañe en el camino cuaresmal.
Un fuerte abrazo fraternos,
P. Alejandro Moral Antón
Prior General, OSA

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