Durante la segunda semana del mes de mayo se celebró en el Pontificio Instituto Patrístico Agustiniano el 49° Encuentro de Estudiosos de la Antigüedad Cristiana. Bajo el tema "Los rostros de Dios en el cristianismo antiguo, siglos I-IX)", el Patrístico volvió a congregar a un nutrido grupo de académicos de renombre
“El rostro es un lugar único del cuerpo humano, es la expresión de su identidad que lo hace reconocible y el fundamento insustituible de una auténtica capacidad de relación interpersonal”, apunta el padre Juan Antonio Cabrera, vicepresidente del Patrístico. “El rostro de Dios, no obstante, en la interacción entre la reflexión cristiana de la antigüedad y el dato de la revelación bíblica, asume aspectos diferentes y en algunos casos contradictorios: aun impasible, se indigna ante el mal y amenaza con castigos -incluso muy severos- pero al mismo tiempo es benévolo y misericordioso; es suma racionalidad, pero actúa según categorías que escapan a la razón humana y la superan; está fuera del tiempo, pero profundamente involucrado en la historia; es un rostro paterno y materno”, nos señala el P. Cabrera.
¿Dónde radica su manifestación? Para el vicepresidente del Patristicum, no frente a Moisés en la epifanía de la zarza ardiente, sino que se manifiesta en un hombre, Jesús. “Su rostro desfigurado en la pasión y transfigurado en la resurrección es la auténtica teofanía que permite acceder al reconocimiento del rostro de Dios en cada rostro humano”.
Otros temas abordados y la temática del próximo Encuentro
Los intervinientes que presentaron en este encuentro afrontaron el rostro de Dios según el modo en el que los autores de la antigüedad cristiana hablaron del mismo. Para ello, hicieron referencia a diferentes ámbitos de investigación como la exégesis (con atención particular a la interpretación patrística de las afirmaciones escriturísticas sobre las epifanías y las teofanías), el influjo de los diferentes enfoques filosóficos en la reflexión patrística, las diferentes imágenes propuestas por las corrientes heterodoxas, las representaciones del arte, la historia del derecho, la liturgia, la religiosidad popular, etc.
La asistencia al encuentro, según sus organizadores, fue muy numerosa a lo largo de las múltiples secciones en las que se organizó. Se presentaron algo más de cincuenta conferencias a cargo de especialistas llegados al Augustinianum de más de una decena de nacionalidades.
Una de las peculiaridades de estos congresos que se celebran anualmente en el Patrístico es que en ellos participan oyentes y ponentes no solamente de fama internacional, sino también estudiosos más jóvenes que están comenzando sus carreras académicas. “La interacción entre ambos grupos supone un enriquecimiento mutuo”, nos explica el P. Cabrera, ya que “por una parte, inspira y anima a los más jóvenes, y, por otra, pone al día la investigación académica contemporánea, en cierto modo ya consagrada, sobre los temas que se proponen cada año”.
Según hemos podido conocer, una vez que se reciba la versión escrita de las intervenciones, se procederá a la edición de las actas y se publicarán en una de las colecciones del Instituto: Studia Ephemeridis Augustinianum.
Concluido el encuentro de este año, tal y como ha adelantado el P. Juan Antonio, se está ya procediendo a la organización del próximo. “De cara al año que viene hablaremos del lenguaje teológico en la antigüedad cristiana y la problemática que presenta hablar en términos humanos de esa realidad divina que supera no solamente las categorías espacio temporales sino también la propia racionalidad humana”.
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