El padre Alejandro tras el último Capítulo en el Congo: “Queremos que nuestros vicariatos sean fuertes para poder ayudar a las personas necesitadas”
- Ricardo Morales Jiménez
- 20 mar
- 2 Min. de lectura

Tras la Visita de Renovación al vicariato de Nuestra Señora de Gracia, en la India, el Prior General, acompañado del asistente general para África, el padre Edward Daleng, y el Ecónomo General, el padre Franz Klein, viajó hasta Kinshasa, en la República Democrática del Congo, para estar junto a los hermanos agustinos en su último capítulo ordinario del vicariato.
En él, comenzaba su andadura como nuevo vicario provincial del vicariato de San Posidio de Calama del Congo el padre Olivier Gondola Bawa, quien, junto a su equipo de gobierno, espera seguir suscitando y acompañando tantas y tan buenas vocaciones durante su mandato.
Dependiente una federación formada por las provincias de Alemania y Bélgica, el vicariato cuenta en la actualidad con cuatro comunidades, dos escuelas, 70 frailes y más de 30 años de trabajo pastoral y social en uno de los países más complicados del sur de África, sujeto a todo tipo de desplazamientos internos motivados por las sequías, hambrunas y el terrorismo tribal y yihadista; además de la inestabilidad permanente del país.

Una escuela agustina con más de 2.500 alumnos en el corazón de África
“El capítulo se desarrolló con tranquilidad y serenidad entre los frailes con un tema fundamental de fondo: ver cómo podemos ser más solidarios, ver cómo podemos crear espacios de trabajo, que permitan a estas circunscripciones —donde más vocaciones están floreciendo— seguir creciendo y ser sostenibles económicamente”, señalaba el padre Alejandro en su regreso a Roma. “Queremos que nuestros vicariatos sean fuertes para poder ayudar a las personas necesitadas”.
Los días del capítulo fueron ocasión para deliberar cómo hacer viables las obras apostólicas, organizar la estructura del vicariato para los próximos años y llevar a cabo la misión agustiniana en nuestros centros educativos. Solamente en Kinshasa, la capital congoleña, los agustinos tienen un colegio que atiende a más de 2.500 alumnos. Esta escuela, que cuenta con nueve años de vida, “está funcionando muy bien”, apunta el Padre General. “Nos recibieron allí los niños y los profesores con una alegría inmensa, y lo que más deseamos es fortalecer la escuela con la presencia de los religiosos allí”. “Queremos más misiones y ayudar a nuestros hermanos a que puedan compartir el Evangelio. Ojalá que podamos abrir una nueva escuela, porque tenemos frailes y nuevas vocaciones para ello, aunque hay que tener en cuenta que estas instalaciones requieren de una inversión muy importante al inicio, y tenemos que ver la forma de poder hacerlo bien y de ampliar la misión más allá de los lugares tradicionales”.
Una tierra de misión agustina
A día de hoy, los agustinos están codo con codo con la población local en Boko, Matadi, Dungo y Kinshasa; además de en la diócesis de Buta, donde hace un año tomó posesión de la sede episcopal de este territorio tan necesitado el obispo agustino Martin Banga Ayanyaki.
“Siempre queremos ayudar a nuestros hermanos a poder organizarse para tener una misión en la que se pueda anunciar el Evangelio con amor, con caridad y con fraternidad”, apunta el Prior General. “Los agustinos tenemos que salir al mundo desde la comunidad, manifestando una gran comunión entre nosotros, y que, viéndonos, puedan decir ‘mirad cómo se quieren’. Esto es lo que deseamos. Esta es la finalidad de nuestras visitas”.

Comments